Los socorristas fueron de puerta en puerta ayer para pedirle a la gente que evacúe sus casas debido a las aguas crecientes causadas por la tormenta tropical Florence, que según autoridades ha causado cinco muertos (otras fuentes elevan la cifra a siete).

Las autoridades de Carolina del Sur informaron del primer deceso del estado causado por Florence, con lo que el número total de víctimas de la tormenta asciende por lo menos a cinco en ambas Carolinas. Una mujer de 61 años falleció el viernes cuando el vehículo que conducía chocó contra un árbol que cayó sobre la carretera 18 cerca de la ciudad de Unión.

El nuevo fallecimiento se suma a otras cuatro muertes en Carolina del Norte, todas relacionadas con Florence.

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En Carolina del Norte, donde Florence tocó tierra el viernes temprano como huracán, los socorristas fueron de puerta en puerta para pedirle a la gente que evacúe. Usaban botes inflables para sacar a otros de las casas que ya estaban sumergidas, mientras los remanentes del meteoro seguían trayendo más lluvia, preparando el escenario para lo que podría ser una de las inundaciones más desastrosas de la historia del estado.

La tormenta descargó más de 60 cm de agua en algunas localidades y los meteorólogos advirtieron que las lluvias torrenciales podrían aumentar hasta un metro y ocasionar fuertes inundaciones tierra adentro en los próximos días.

El presidente Donald Trump emitió una declaración de desastre para Carolina del Norte y pondrá fondos federales a disposición de los afectados en los condados de Beaufort, Brunswick, Carteret, Craven, New Hanover, Onslow, Pamlico y Pender. La ayuda puede incluir subvenciones para viviendas temporales y reparaciones de hogares, préstamos para cubrir propiedades no aseguradas y otros programas.

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Las autoridades advirtieron que la amenaza de Florence, que ya ha demostrado ser letal con sus casi incesantes lluvias, sus marejadas ciclónicas de hasta 3 m y sus vientos fuertes, está lejos de acabar, ya que los restos de lo que fue un gran huracán seguirán durante días sobre las Carolinas, en la costa sureste de Estados Unidos.

Los ríos y arroyos se elevaron a niveles históricos, amenazando con inundaciones repentinas que podrían devastar comunidades. “No puedo exagerar: las aguas de la inundación están subiendo y si no las vigilamos, estaremos arriesgando la vida”, dijo el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, quien agregó que quedan días para que la tormenta termine.

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El ojo de Florence se movía ayer hacia el oeste a 4 km/h y estaba a unos 65 km de Myrtle Beach, Carolina del Sur. (I)