Con la esperanza de ser atendidos por el nuncio apostólico un grupo de familiares de las presuntas víctimas de abuso sexual del sacerdote César Cordero Moscoso emprendieron ayer un nuevo viaje a Quito.

No es la primera vez que se trasladan a la capital para hacer escuchar su voz, pero en esta ocasión el objetivo era entregar un voluminoso documento que contenía 10.300 firmas de apoyo para que se investiguen con celeridad los casos de presunto abuso sexual del sacerdote cuencano a niños que se educaban en las instituciones que fundó.

Las firmas fueron recogidas a nombre de la Asociación de Lucha por los Sobrevivientes de Agresiones Sexuales (Alsas), creada a raíz de las denuncias públicas realizadas en contra del religioso desde abril.

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Ya en Quito, los familiares realizaron un plantón en los exteriores de la nunciatura con la expectativa de ser recibidos. María Palacios, hermana de una presunta víctima, comentó que enviaron al nuncio tres oficios solicitando que los reciban, pero en ninguna hubo respuesta, ni afirmativa ni negativa.

Para el arzobispo de Cuenca, Marcos Pérez Caicedo, todas las actividades que se encaminen a buscar la verdad siempre serán positivas, pero desde la Santa Sede aún no les ha llegado una respuesta a la investigación contra Cordero Moscoso y que se inició en mayo pasado.

Dijo que el caso es tratado con “seriedad y transparencia”, pero aún no hay una fecha definida para los resultados.

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Andrés Palacios, abogado defensor de cinco presuntas víctimas de abuso, comentó que además de las firmas insistirán para que el Vaticano aplique un proceso corto debido a la avanzada edad del acusado, pues temen que los casos queden en la impunidad.

Las acusaciones contra el sacerdote Cordero desataron protestas y marchas. La imagen alusiva al sacerdote fue retirada en mayo de la Basílica de Cuenca, donde se exhibía en la parte frontal del templo.

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Cordero es un conocido sacerdote que ha fundado unidades educativas, hospitales, medios de comunicación y hasta una universidad. (I)

Estamos frente a la nunciatura, exigiendo ser recibidos. No es posible que a nosotros, como familiares de las víctimas nos cierren las puertas, no es justo; la nunciatura representa al papa.María Palacios, familiar de víctima