Con recorridos nocturnos por las comunas tsáchilas se busca incentivar el turismo intercultural de Santo Domingo. Esta iniciativa surgió ante la necesidad de dar una opción a los habitantes y para que los turistas vivan experiencias más cercanas a como vivían los ancestros de la nacionalidad tsáchila.

El croar de los anfibios y el sonido de los ríos acompañan los recorridos que se realizan en la comuna Chigüilpe, donde se desarrolla el turismo intercultural nocturno. Esta es una propuesta que empezó hace algunas semanas y que cada día tiene más aceptación, sostienen los integrantes del centro cultural Mushily.

Cuando los visitantes llegan al centro cultural empieza el recorrido con jóvenes guías nativos que se calificaron para esto y que son los encargados de recibir a los turistas y de llevarlos por las locaciones, que son cabañas de caña guadúa y paja toquilla, que recrean las viviendas de los primeros tsáchilas que llegaron a Santo Domingo.

Publicidad

Estas casas son de un solo ambiente: lugar de descanso, cocina y el sitio donde se colocan los animales que fueron cazados. Así, se busca hacer vivir la experiencia al turista. Por ello se evita el uso de energía eléctrica y la iluminación que hay son antorchas rudimentarias.

Mirian Calazacón, miembro del Mushily, explica que con esta alternativa de turismo se intenta cubrir espacios que estaban limitados para personas que trabajaban o para quienes deseaban vivir el misticismo que encierra su nacionalidad.

“Nosotros somos conocidos por las ceremonias y los rituales, hacerlos en la noche le da un toque mágico”, sostiene.

Publicidad

El Municipio de Santo Domingo apoya el plan y ha invertido cerca de $ 30.000 para promoción turística de este tipo de opciones y otras como visitar cascadas y bosques nativos.

María Sol Velasco, técnica de Desarrollo Económico del Cabildo, indica que en Santo Domingo ya se manejan varias opciones para fomentar el turismo y que el trabajo con la nacionalidad Tsáchila ayuda a posicionar la provincia.

Publicidad

Los turistas aseguran que vivir esta experiencia nocturna les ayuda a recrear en su mente cómo era el ambiente que tenían los tsáchilas ancestrales.

Es el caso de Paúl Villavicencio, quien llegó desde Manabí con unos amigos. Él conoció de este tipo de turismo y quiso participar. “Escuchar la noche y vivir como ellos vivían me ayuda a tener una idea más clara sobre los tsáchilas”, expuso. (F)