El presidente ruso, Vladimir Putin, elogió este domingo el espíritu "inexpugnable" de San Petersburgo en la celebración del 75º aniversario del asedio a la ciudad, en el que murieron al menos 800.000 personas entre 1941 y 1945, durante la Segunda Guerra Mundial.

Más temprano en la jornada, unos 2.000 soldados, tanques y sistemas de defensa antiaérea desfilaron por el centro de la ex Leningrado ante centenares de espectadores que, incluso utilizando frazadas, desafiaron temperaturas de 11°C bajo cero.

En el desfile en la segunda ciudad más importante de Rusia se exhibió arsenal pesado, incluyendo el legendario tanque T-34.

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La parada militar, celebrada bajo nieve cerca del Museo del Hermitage, frecuentemente ha provocado controversias, puesto que muchas voces, incluso entre los sobrevivientes del asedio, denuncian que es un ejemplo de propaganda militarista liderada por las autoridades.

El presidente Putin, oriundo de San Petersburgo, no presenció la demostración de fuerza en la plaza del Palacio, aunque asistió a otros actos conmemorativos de la ciudad.

"Crimen contra la humanidad"

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Durante un concierto homenaje, Putin afirmó que las tropas nazis, que intentaron hacer morir de hambre a una "ciudad inexpugnable", y sometieron a sus habitantes a "horribles sufrimientos", jamás serán perdonadas.

"Según los planes del enemigo, Leningrado tenía que ser borrada de la faz de la Tierra", afirmó. Se trató de un "Crimen contra la humanidad".

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Putin, de 66 años, no había nacido cuando el asedio tuvo lugar, pero su hermano mayor murió en él y está enterrado en el cementerio de Piskaryovskoe.

La madre de Putin casi muere de hambre durante el bloqueo y su padre, que luchaba en el Ejército Rojo, resultó herido no muy lejos de Leningrado.

La antigua capital imperial de Rusia tenía tres millones de habitantes antes de la guerra y más de 800.000 personas murieron de hambre, enfermedades y bombardeos durante los 872 días de asedio del ejército de Hitler.

Unos 108.000 excombatientes y supervivientes viven actualmente en San Petersburgo.

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Durante el acto, se observó un minuto de silencio mientras sonaba de fondo un metrónomo, recordando el que se utilizaba durante el asedio para indicar a los habitantes los inminentes bombardeos aéreos.

"Tenemos que recordar"

"Es una celebración para la ciudad y el país", dijo Ivan Kolokoltsev, un mánager de 45 años. "Tenemos que recordar, tenemos que conmemorar para que la gente recuerde".

Natalya Gerashchenko presenció el desfile con su hija de 12 años.

"Un desfile militar es muy lindo", señaló esta mujer de 35 años. "El levantamiento del asedio es muy importante para todos".

Para el historiador Viacheslav Krasikov, cuya madre durante el bloqueo tuvo que compartir cama con el cadáver de su hermana pequeña porque estaba demasiado débil para enterrarla, una fiesta militar viene a ser como un desfile de las fuerzas armadas en los campos de concentración nazis.

Un responsable del Ministerio de Defensa que pidió permanecer en el anonimato afirmó por su parte que un "desfile militar es un ritual militar" y no un evento festivo.

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, no quiso hacer comentarios sobre la controversia y alegó que la ciudad de San Petersburgo era conocida por sus "ricas tradición" en materia de polémicas.

Desde el viernes pasado se han celebrado en toda la ciudad varios actos conmemorativos.

"Es una fecha muy importante para todo el país, para todos los rusos y personalmente para el presidente Putin", había dicho Peskov el viernes.

Este domingo por la noche está previsto que se efectúe una salva de cañonazos para marcar la liberación de la ciudad.

En una declaración conjunta, los ministros de Relaciones Exteriores ruso y alemán, anunciaron también este domingo que Berlín proporcionará unos 14 millones de dólares en ayuda para los sobrevivientes del asedio y los veteranos de guerra. (I)