El cuerpo de Silvia Arreaga ayer era velado en la casa de sus familiares, en Colimes. Ella trabajaba como recaudadora en la Empresa Pública de Agua Potable de esa localidad cuando fue asesinada.

El principal responsable sería el padre de sus hijos y exconviviente.

El atroz crimen ocurrió a las 11:00 de este lunes y según el coronel Henry Tapia, jefe de Policía de la Subzona Guayas, la expareja de la mujer de 36 años ingresó a la oficina con el cuchillo en la mano. Sus compañeros de trabajo salieron corriendo asustados.

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El policía explicó que el sujeto ingresó al cubículo de Silvia y se encerró ahí con ella. Sostuvo que a los pocos minutos llegaron los primeros uniformados que estaban cerca y que tuvieron que forzar la puerta para ingresar al pequeño espacio. Incluso la puerta enrollable de atención al público había sido cerrada.

Tapia explicó que cuando los policías entraron, el hombre seguía apuñalándola y que fue sometido contra el piso. “A la ciudadana la trasladamos a un hospital porque todavía estaba viva, pero en el camino falleció, tenía catorce heridas de arma blanca”, declaró el uniformado este martes.

El crimen dejó perplejos a todos. Los compañeros de Silvia, usuarios de la entidad y los familiares de la mujer que llegaron en pocos minutos hasta la oficina. La noticia se regó como pólvora en ese pequeño cantón del Guayas. Incluso fotos de la escena y del traslado al hospital se compartieron en redes sociales.

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Franklin Arreaga, tío de la víctima, contó que pese a que no contaban con ninguna denuncia por maltrato, ella se había separado durante la cuarentena por violencia y que con sus tres hijos se había ido a la casa de su madre.

Aseguró que incluso allí la víctima había sido agredida por su exconviviente, quien la seguía y le pedía que retomaran la relación.

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El tío de Silvia indicó que constantemente aconsejaban a su sobrina para que no regrese con su expareja, pues él era muy celoso.

Silvia deja a tres menores en la orfandad. Los niños están con la familia de la fallecida.

Este martes el sujeto estaba en el hospital Guayaquil. Lo trasladaron para suturarle pequeñas heridas que tenía en las manos y para el chequeo médico antes de su ingreso a la Penitenciaría.

Para la tarde de este martes se esperaba que un fiscal del Guayas solicitara la prisión preventiva en la audiencia de flagrancia. De ser declarado culpable, el sujeto podría pasar hasta 40 años en la cárcel por este crimen. (I)

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