Joe Goldstrich es un médico cardiólogo que, hace 57 años, era estudiante de medicina que estaba de guardia en el Hospital Memorial de Parkland, adonde fue llevado el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, herido de muerte por los disparos a su caravana presidencial. Los esfuerzos médicos no lograron salvarlo.

El profesional, ahora de 82 años, recordó en una entrevista con el periodista Randy Dotinga, lo que sucedió en el quirófano el 22 de noviembre de 1963. Y manifestó su frustración al no haber dado su opinión sobre el procedimiento médico, ya que entonces era un ayudante junto a expertos galenos.

Goldstrich tenía previsto realizar su primera traqueotomía y pensó que lo haría ese día, cuando fue llamado de urgencia junto al equipo de Kemp Clark. Cuando llegó a la sala de emergencias se encontró a un agente del Servicio Secreto, a quien le dio su nombre para poder pasar. “Ingresé a la sala de emergencia al mismo tiempo que JFK llegaba en una camilla”, señaló.

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El médico indicó en la entrevista, cuyos detalles recogió Infobae, que inmediatamente se dio cuenta de que se trataba del mandatario, al que ayudó a trasladar de la camilla a la mesa de operaciones, y a desvestir para ser intervenido quirúrgicamente.

Observó que el orificio que había dejado la bala en el cuello de Kennedy tenía el tamaño de una moneda de 10 centavos de dólar (1,80 centímetros). “Yo no sabía nada de balística, así que no tenía idea de si era una lesión de entrada o de salida, y ni siquiera se me cruzó por la cabeza el asunto”, comentó.

Como había estado estudiando para hacer una traqueotomía, pensó en ese proceso. Pero los médicos a cargo decidieron practicar una incisión y ampliar la herida para colocar un tubo. “Y así arruinaron la prueba forense: el informe de patología nunca reflejó el aspecto que tuvo el hueco. Pero yo era el junior, esos médicos eran mis profesores”.

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"Es más que probable que ya estuviera muerto al llegar. No soy un experto en eso. Es sólo mi humilde opinión de amateur", añadió Goldstrich. Sin embargo, aseguró que el gobernante recibió los mejores cuidados. Ese hospital se caracterizaba por tener la tasa de supervivencia más alta de Estados Unidos para pacientes de emergencias. (I)