A muchas personas les han ofrecido una tarjeta de crédito a temprana edad. De acuerdo a las preconcepciones con las que cuentan en ocasiones estas no son aceptadas.

Una tarjeta de crédito no debe ‘satanizarse’ sino debe verse como una herramienta para financiar objetos o anhelos que a través del dinero en efectivo son difíciles de alcanzar.

Las tarjetas de crédito son plásticos que son emitidos por una entidad financiera que establece un saldo, de acuerdo al tipo de cliente, y le permite hacer pagos sin dinero en efectivo. No siempre el cupo que se otorga va vinculado al nivel de ingreso de la persona sino que este puede exceder.

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Justamente sobre este último punto es cuando se pueden volver ‘peligrosas’ ante un mal manejo y derivar en problemas financieros ya que al no poder realizar los pagos se rebaja el historial crediticio lo que impide acceder a más crédito.

“El uso excesivo de las tarjetas de crédito y el desconocimiento sobre cómo manejarlas pueden afectar al historial crediticio de una persona y su capacidad de pago, limitando el acceso a otros beneficios económicos como el acceso a un crédito en cualquier entidad financiera y a su crecimiento o estatus financiero. Es difícil que, con ese tipo de perfil, pueda acceder al financiamiento para algún tipo de negocio o emprendimiento.”, explica Esteban Correa, subgerente comercial de Andalucía.

Ante esta situación brinda los siguientes consejos que le permitan darle un uso responsable:

  • Revisar el estado de cuenta y fijar las fechas de corte para evitar caer en mora o atrasos.
  • Pagar un valor mayor al mínimo que se establece ya que esto le permitirá reducir las deudas.
  • Mantenerse debajo del límite de la tarjeta de crédito.
  • Informarse de los beneficios que presentan las tarjetas de crédito como plan de millas, descuentos, entre otros.
  • Trate de que la tarjeta de crédito sea una herramienta y no una necesidad, que no sea una dependencia.
  • Evite el uso para las compras diarias. (I)