Las nuevas tarifas o tasas de autorretención generan malestar entre los 520 grandes contribuyentes del país. El mecanismo de autorretención lleva seis meses y medio de aplicación y ha generado una importante inyección de liquidez para el fisco: $ 1.400 millones a $ 2.000 millones. Sin embargo, las empresas que son parte de estos grandes grupos, entre los que están empresas automotrices, bancarias, comerciales, manufactureras, petroleras, mineras, cementeras, entre otras, se muestran inconformes.

Cuando empezó el nuevo régimen, el 12 de enero pasado, hubo unas tarifas que fueron definidas por el Servicio de Rentas Internas (SRI) con una metodología general, pero aplicando de caso en caso. Ahora, el 28 de junio pasado, se hizo un ajuste con igual metodología, que tampoco ha dejado conforme al sector empresarial.

¿Pero qué cambió entre el uno y el otro tarifario?

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Prácticamente nada. Las tarifas se mantienen entre 1,5 % y 10 %. Al ser consultado sobre este tema, Damián Larco, director general del SRI, indicó que solo a diez contribuyentes se les ha incrementado dicha tasa, a muchos se les ha bajado y al resto se le ha mantenido en la misma tarifa.

Larco explicó que el proceso de autorretención se aplica a los 520 grandes contribuyentes que tiene el Ecuador y que representan el 50 % de la recaudación de tributos. Para el director del SRI, el sistema genera beneficios tanto para los contribuyentes como para la administración.

Es que antes de la autorretención se aplicaba la retención a los grandes contribuyentes a través de sus clientes. En ese proceso se generaban 14 millones de comprobantes. En cambio, ahora se ha simplificado y como las grandes corporaciones se autorretienen generan doce comprobantes por año.

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Ismael Vallejo, senior legal Moore Ecuador, explica que la inconformidad que se genera en los grandes contribuyentes obedece a que las tarifas en varios casos son demasiado altas y superan lo realmente causado. En este sentido, lo que pasará al final del año es que estos grupos deberán pedir una devolución del impuesto a la renta. Esto genera una pérdida de capital o de liquidez para toda la operación anual.

Para Vallejo, este régimen termina siendo “pan para ahora y hambre para mañana”. También cuenta que varios de sus clientes, que están categorizados como grandes contribuyentes, han acudido a ellos para tratar de conversar con el SRI, a fin de plantearles los problemas del cálculo. Sin embargo, cuenta que, por ejemplo, del 100 % de casos presentados, solo un 20 % fue acogido y el resto no tuvo una respuesta favorable.

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Revisando varios ejemplos de grupos económicos importantes en vehículos, plásticos y alimentos, se visibiliza que la autorretención en muchos de los casos supera de manera importante el impuesto causado del 2023.

Por ejemplo, una empresa del sector automotor que tiene el 2,5 % de autorretención debe autorretenerse $ 4,7 millones. Sin embargo, el impuesto causado en 2023 menos el crédito tributario fue de $ 600.000.

Una empresa de plásticos debe autorretenerse 4,50 % de tarifa, que son unos $ 2,8 millones, pero en 2023 generó $ 1,2 millones de impuesto.

Pablo Guevara, consultor tributario de Andersen, explica que en el tema de autorretención hay al menos tres problemas. En primera instancia, lo que se entendía en principio sobre la ley era que la autorretención debía ser determinada por el SRI con base en la tasa impositiva y por sector, lo que hacía pensar que se debía sacar un promedio de las empresas por sector. Sin embargo, en el anterior tarifario y ahora se está fijando de manera individual a cada compañía una cierta tarifa.

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Para Guevara, no hay un trato igualitario: “No se estaría respetando el principio de generalidad, consagrado en la Constitución en el artículo 300″.

En la nueva metodología anunciada recientemente por el SRI tampoco se corrige dicho error, explica.

Otro problema es que el porcentaje de autorretención no debería significar adelantar todo el impuesto. Actualmente el porcentaje es mayor al impuesto realmente causado. Al final, esto genera un problema a la empresa que pierde liquidez e incluso para el fisco, que deberá devolver esos dineros.

En tercer lugar, este proceso está castigando a los más eficientes. Mientras más utilidades tiene y más impuesto paga, más alta es la tarifa de autorretención.

Las observaciones también han venido del Comité Empresarial Ecuatoriano, que sostiene que se trata de un sistema antitécnico.

Sobre las observaciones, Larco dijo que una vez que termina el año fiscal y se comprueba que ha habido un exceso en la retención, los pocos comprobantes emitidos también facilitan la devolución.

Sobre las observaciones del Comité Empresarial Ecuatoriano, Larco comentó que las Cámaras tienen las puertas abiertas de la administración tributaria de forma transparente y técnica como se ha llegado a esos porcentajes de autorretención. (I)