Jim viaja constantemente en la Metrovía. Durante las últimas semanas se había percatado de que había pasajeros que estornudaban y tosían sin mascarilla.

El viernes de la semana antepasada, tras terminar su jornada laboral, llegó a su casa con cierta molestia en la garganta. Pensó que era algo leve y no se tomó nada.

A la mañana siguiente comenzó a sentir una mayor molestia, pero esta vez acompañada de fiebre. Se automedicó paracetamol para calmar el dolor y la fiebre, pero el malestar continuó.

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Para el domingo, el cuadro empeoró. La fiebre fue más alta y al dolor de garganta se sumó un dolor de cabeza.

Buscó a un médico, quien le recetó unos medicamentos y le mandó a realizarse una prueba de COVID-19 e influenza.

Jim cuenta que desde la pandemia se ha realizado cuatro pruebas de COVID-19, en las que todas salieron negativas. Y esta vez estaba renuente a volverse a tomar otra prueba de hisopado. Pero los síntomas no pasaban y sus hijos comenzaron a tener algo similar.

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Como ellos suelen tener contacto con sus abuelos, que tienen diabetes e hipertensión, Jim decidió hacerse las pruebas para salir de cualquier duda. Esta vez salió negativo en influenza, pero positivo en COVID-19.

“No pensé que podía dar positivo para COVID-19, pero decidí hacerme la prueba ante la inquietud de que otros miembros de mi familia puedan contagiarse. Estuve algunos días sin salir de casa”, cuenta.

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Jim dice que entre pruebas y medicinas ha gastado más de 50 dólares, pero “es mejor realizarse el examen para evitar causar daño a otros contagiando, pensando que es una simple gripe. Hay gente con síntomas respiratorios y va en el bus sin cuidarse”.

Los cuadros respiratorios en clínicas y hospitales públicos se han multiplicado en las últimas semanas en Guayaquil.

Médicos refieren que en este momento en la ciudad circulan influenza A, influenza B, metapneumovirus, parainfluenza 1-2-3-4 y SARS-CoV-2, conocido como covid A.

Y aunque muchos acuden a consultas para hacerse atender de sus cuadros respiratorios, no todos terminan practicándose los hisopados para poder determinar qué tipo de virus tienen.

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Carlos hace dos semanas comenzó con síntomas respiratorios: fiebre, tos, muy fuertes. Tuvo que usar mascarillas durante días para evitar contagiar a su familia. A más de la medicina estuvo tomando aguas caseras y vaporizaciones con eucalipto. “Tuve esa gripe fuerte que anda”, dijo Carlos, pero no supo qué virus tuvo porque no se hizo la prueba de influenza o COVID-19.

En los últimos meses casi se duplicó la cantidad de pacientes que acudieron al Hospital Municipal Bicentenario del centro de Guayaquil con síntomas de rinofaringitis aguda (resfriado común).

Las estadísticas de ese hospital revelan que 211 pacientes fueron atendidos en junio, mientras que en el siguiente mes acudieron 416 personas con la misma sintomatología.

Durante los últimos dos meses, otras enfermedades recurrentes fueron infección aguda de las vías respiratorias, con 168 atenciones, y rinitis (alergia no especificada), con 142.

Andrés Días Armas, médico infectólogo de la Dirección de Salud e Higiene de la ciudad, señaló que actualmente hay un repunte de virus respiratorios; eso generalmente suele pasar, pues hay dos picos durante el año.

En las últimas semanas, este Diario ha consultado a pacientes que han acudido con síntomas respiratorios, reciben recetas, pero no todos se hacen las pruebas. Otros, al sentirse mejor con medicina, dejan de lado los hisopados.

Lorena Guevara, quien días atrás acudió al Bicentenario, dijo que “hay momentos en que siente unos ‘fiebrones’ bárbaros y no sabemos qué bacteria es”.

Los médicos indican que lamentablemente no hay nada característico para poder diferenciar el virus, pues todos pueden dar fiebre y dolor de garganta.

“La única manera de saber si se trata del FLIRT, la nueva variante del COVID-19, es mediante un examen con muestra de hisopado que pocos solicitan”, dijo Andrés Días Armas.

Las recomendaciones para reducir el riesgo de contagio son lavarse las manos, facilitar la ventilación natural en el hogar, usar mascarilla en lugares cerrados, evitar tocar la mascarilla y reemplazarla cada cuatro horas.

Para prevenir contagios, los médicos refieren que es importante mantener las normas antes citadas (uso de mascarillas y lavarse las manos). (I)