Un año después de que le implantaron una prótesis impresa en tercera dimensión en la cabeza, la vida de Kevin Mejía se mantiene estable.

Él es un paciente que sobrevivió al cáncer y tras recibir ayuda de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS) y la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca) sigue soñando con retomar sus estudios y convertirse en un gran chef.

El cáncer al cráneo generó en Kevin un daño que parecía irreversible y con un efecto físico claramente visible, como es un agujero en la cabeza.

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Le practicaron cuatro operaciones y le colocaron una primera prótesis que, según su padre, Marco Mejía, le hizo daño y, por eso, se la tuvo que remover.

Esta historia tuvo un giro positivo cuando se enteró que Kevin estaba entre los trece beneficiarios del proyecto Implantes Óseos Personalizados, ejecutado entre la Universidad y Solca.

Marco dijo ser un hombre de fe y ver a uno de sus tres hijos caminando y ayudando en la casa reafirmó su creencia en Dios, más porque “si no fuera por las cicatrices, nadie notara que le practicaron cuatro cirugías”.

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Luego de los estudios médicos Kevin se decidió poner la prótesis 3D impresa en los laboratorios de esta institución, con una materia prima denominada polimetilmetacrilato, la que hasta el momento no ha derivado en decaimientos o afecciones mayores.

UPS, excelencia académica respaldada por la tecnología

Con este testimonio, la UPS de Cuenca quiere avanzar a un segundo nivel, contó Efrén Vásquez, investigador del centro superior y responsable del proyecto de prótesis personalizadas, que básicamente consiste en aplicar una materia de mayor biocompatibilidad, que garantice una mejor adaptación de este “objeto extraño”.

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Los aplicados la primera vez se conocen técnicamente como polimetilmetacrilato, pero ahora quieren utilizar los polímeros denominados poliéter éter cetona y poliéter cetona cetona, que deben ser importados porque no están disponibles en el mercado local.

Paúl Torres, investigador académico, añadió que estos insumos tienen varias ventajas, entre esas, que se adhieren firmemente sobre la piel sin formar callosidades y sobre todo que tienen un mayor grado de compatibilidad con los tejidos.

En la UPS usan la tecnología 3D para elaborar prótesis personalizadas para pacientes con cáncer. Su meta en este 2022 es apoyar a más personas que padecen esta enfermedad. Foto: Johnny Guambaña

Este tipo de procedimientos se los realiza en instituciones privadas del país y el costo es muy alto, muchas veces inaccesible para pacientes.

Por eso, los técnicos de la UPS hicieron un llamado a instituciones públicas y privadas para que apoyen este proyecto social que, a diferencia de los centros médicos particulares, tiene varios beneficios: la tecnología desarrollada es personalizada para cada paciente a base de elementos como la intervención, ejecución, manufactura y seguimiento de estas piezas, que -además- están en constante innovación, porque están vinculados con carreras de ciencias de la salud y mecánicas, como Biomedicina o Ingeniería Mecánica.

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Además, como centro de estudios aseguraron que están listos para avanzar, porque invirtieron en una impresora tridimensional de nivel médico idónea para un proceso al que se lo conoce como “explotar los materiales”, reveló Efrén Vásquez.

Esto, además de todo, ayudaría a bajar el costo de la intervención, porque solo se debería cubrir el precio del material.

La recuperación de Kevin y de los otros pacientes es un impulso para los investigadores. Y aunque todavía no se reincorpora a las actividades de un joven de su edad, Kevin es independiente en casa a pesar de su delicada situación.

Para él su familia fue un apoyo para lidiar con la enfermedad, el tratamiento y las cirugías. Recomendó “no callar” ante cualquier signo o síntoma: “Es feo pasar por este tipo de procedimientos, pero es bueno saber que estamos vivos”, expuso el paciente. (I)