Quevedo, LOS RÍOS

“Nosotros no estábamos haciendo nada malo, sino ganándonos unos centavos tapando los huecos de la calle”, dijo Jessenia Velázquez al referirse a la muerte de su sobrino Matheo, de 8 años.

El menor falleció al ser aplastado por la puerta metálica del cementerio municipal del sector Baldramina, ubicado en la parroquia San Cristóbal, del cantón Quevedo.

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El suceso ocurrió la tarde de este viernes, 6 de septiembre, ante la presencia de sus padres y tíos, cuando estos estaban rellenando los huecos de la carretera principal ubicada en la parte externa del cementerio.

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La falta de trabajo hizo que los padres del menor y sus tíos vieran como sustento el tapar con tierra o piedras los baches de la calle, a cambio de esto los conductores les regalan monedas con lo que logran sobrevivir.

“El niño no quiso quedarse en la casa, él insistió en que lo llevemos, y lo hicimos para que vea lo que estábamos haciendo, sin pensar que iba a ocurrir esta tragedia porque la puerta del cementerio estaba desprendida”, señaló Jessenia, tía del menor, quien precisó que en el momento del accidente Matheo se arrimó a la puerta y esta le cayó encima.

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Al quedar aplastado, sus familiares corrieron en su ayuda. Ellos aseguran que la puerta era pesada y ni entre cuatro personas lograron levantarla.

“Era una puerta demasiado pesada, el niño recibió golpes en la cabeza, en el cuello, empezó a botar sangre por la nariz y la boca. Por más que lo llevamos en un taxi al hospital, el doctor nos dijo que él tenía los órganos destrozados”, relató la familiar del menor.

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Hasta la tarde de este sábado los restos de Matheo estaban siendo velados en el sector Baldramina Alta.

Los familiares esperan ayuda para poder sepultarlo, afirman que no tienen recursos para adquirir una bóveda y costear los gastos funerales. (I)