La activista francesa Henda Ayari se quitó el velo islámico en plena transmisión televisiva, como forma de festejo tras conocerse la decisión del Parlamento iraní de suspender la aplicación del hijab, que obligaba a las mujeres a usarlo en espacios públicos.

El anuncio fue realizado el pasado 1 de junio por el presidente del Parlamento de Irán, Mohamed Bagher, marcando un antes y un después en la historia del país.

“Mi propia revolución”

Henda Ayari —quien participaba del programa francés Salut les Terriens— decidió quitarse el velo islámico en cámara. Según Ayari, con este acto quería expresar su propia revolución.

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Ayari nació en Francia el 4 de diciembre de 1976, su padre era de origen argelino y su madre de origen tunecino, ambos musulmanes, aunque no practicaban la religión. Su padre las abandonó y su madre era violenta con ella.

Ayari adoptó el velo a los 21 años tras casarse con un hombre perteneciente a la rama salafista del islam. Sin embargo, con el tiempo denunció haber sido víctima de control y violencia dentro de esa relación, lo que la llevó a divorciarse.

Hoy, Ayari es escritora y una activista que lucha por los derechos de las mujeres musulmanas. En 2015, fundó la asociación Libératrices, que ayuda a defender a las mujeres y a prevenir la radicalización.

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Desde la Revolución Islámica de 1979, las mujeres estaban obligadas a cubrirse la cabeza con un velo, bajo vigilancia de la temida “Patrulla de Orientación”, un grupo que ha sido duramente criticado por su trato violento hacia quienes no cumplían el estricto código de vestimenta.

Aunque la legislación que impone el uso del hijab no ha sido revocada oficialmente, su aplicación ha quedado en suspenso, lo que representa un alivio inmediato para millones de mujeres iraníes.

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Las penas asociadas al uso “inadecuado” del velo incluían desde fuertes multas hasta condenas de prisión de hasta 15 años en casos de reincidencia.

Este giro político se da luego de años de movilización por parte de mujeres dentro y fuera de Irán, impulsadas por casos como el de Mahsa Amini, una joven de 22 años que fue detenida en septiembre de 2022 por llevar mal colocado el hijab. Tras su arresto, Amini entró en coma y falleció tres días después, en circunstancias que apuntan a una brutal agresión policial.

Su muerte provocó una ola de indignación internacional y encendió el motor de las protestas que hoy comienzan a dar sus frutos. (I)