Desde la climatización de los despachos a la temperatura del agua de la ducha e, incluso, la luz de los semáforos: Alemania vive con el miedo a la escasez de gas por el corte del suministro ruso.

El gobierno vive con tensión de cara a una fecha crucial: el corte total el lunes del suministro a través del gasoducto Nord Stream 1, por un mantenimiento rutinario.

Este corte durará unos diez días, pero Alemania teme que Rusia lo aproveche para detener completamente el envío de gas.

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“No se puede excluir ninguna posibilidad”, advirtió el ministro de Economía, Robert Habeck, para quien Moscú usa “el arma del gas” contra Europa para minar su apoyo a Ucrania.

Y ante las señales de alerta, el sector industrial, los municipios y las administraciones buscan reducir su consumo energético por todos los medios.

“Es posible que recurramos más a menudo al teletrabajo, como durante la pandemia, por tiempo limitado. Esta vez para ahorrar energía por el interés nacional”, explicó a la prensa Carsten Knobel, el jefe de Henkel, uno de los pesos pesados de la bolsa de Fráncfort.

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Y no es el único patrón industrial preocupado.

El sector químico es especialmente vulnerable, ya que depende en buena medida del gas. La organización VCI afirma prepararse para “lo peor”.

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La importante empresa BASF, con sede en Ludwigshafen (suroeste), está pensando en imponer el paro parcial a una parte de los trabajadores si comienza a faltar el gas ruso.

Y el productor de aromas Symrise va a reabrir un horno de petróleo en su fábrica de Holzminden (centro).

“La amenaza de la escasez”

Moscú justificó con un problema técnico la reducción en las últimas semanas del 60% de los envíos de gas a través de Nord Stream, una decisión que Berlín calificó de “política”.

Por lo que el país tiene grandes problemas para llenar sus reservas de gas. A este ritmo “planea la amenaza de la escasez”, alertó Habeck, que recomienda reducir el tiempo y la temperatura en la ducha.

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“Si no llega más gas ruso (...) tenemos reservas actualmente para un mes o dos”, explicó Klaus Muller, presidente de la Agencia Federal de Redes.

Lo que justifica, según él, los mensajes de alarma, ya que los clientes “recibirán un correo de su suministrador” con una factura “tres veces” más cara que la actual.

La cámara baja alemana, el Bundestag, ya adoptó el jueves un plan de ahorro energético: se acabó la calefacción por encima de 20 grados en invierno, y no habrá agua caliente en los lavabos individuales.

Además, muchas ciudades comenzaron a bajar la temperatura del agua de las piscinas y a controlar el alumbrado público. En Augsburgo (sur), la municipalidad se plantea incluso apagar algunos semáforos.

En Dresde (este), una cooperativa inmobiliaria provocó un escándalo nacional al cortar el agua caliente de 600 viviendas durante la noche.

Y el jueves, el primer grupo inmobiliario alemán, Vonovia, anunció que limitará la temperatura de la calefacción a 17 grados por la noche a más de 350.000 alojamientos.

A principios de junio, Alemania importaba el 35% de su gas de Rusia, cuando antes de la guerra en Ucrania era el 55%. Mientras que el 50% de la calefacción doméstica sigue siendo de gas.

Recesión

Pero surgen dudas de si estas medidas servirán para asegurar el suministro en invierno.

Berlín prevé aumentar su consumo de carbón y comprar miles de millones de euros de gas natural licuado a productores como Catar y Estados Unidos.

Sin embargo, si siguen disminuyendo las entregas de gas ruso, Alemania tendrá que enfrentarse a “decisiones muy difíciles”, advirtió el ministro de Economía.

El país no podrá evitar entrar en recesión, con una caída estimada del 6,5% de su PIB entre 2022 y 2023, según los principales institutos económicos. Lo que crearía consecuencias en cadena en Europa: BASF, por ejemplo, produce sustancias químicas indispensables para el sector farmacéutico, alimentario y del automóvil.

El Estado alemán se alista a desbloquear grandes sumas para rescatar al primer suministrador de gas del país y primer cliente de Gazprom, el grupo Uniper, que debe comprar cantidades faltantes a los precios exorbitantes del mercado, por lo que presentó su petición de rescate al gobierno.

Estas medidas se acompañan de una “muy fuerte ola de aumentos de precios para los consumidores alemanes”, advirtió el director de la empresa, Klaus-Dieter Maubach.

Y, como si fuera una primera señal del seísmo que amenaza al país, el aumento del precio de la energía en junio provocó el primer déficit comercial de Alemania desde hace años. (I)