Salvador Ramos preparó todo su ataque con extrema frialdad. Minutos antes de salir en su vehículo hacia la escuela de Uvalde, en Texas, se ensañó con su abuela de 66 años al discutir por preguntarle a dónde se dirigía armado. La dejó herida, tras dispararle más de 9 veces y manejó en dirección a su objetivo: perpetrar la masacre en la escuela donde había estudiado.