Mientras se metía en el jacuzzi de su patio trasero con vistas a las montañas de Santa Mónica, Matthew Perry pronunció las palabras que finalmente lo llevarían a la muerte: “Dispárame una grande”.

La grande, según revelarían más tarde los documentos judiciales, era una dosis de ketamina, un anestésico que se vende con receta y un alucinógeno que se ha vuelto popular por sus usos no aprobados para tratar la depresión y la ansiedad.

Para el actor, era la tercera inyección del día.

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Horas después de esa dosis mortal, el actor de Friends fue encontrado boca abajo en la bañera para hidromasaje.

Los médicos lo declararon muerto en el lugar y un forense determinó que la ketamina había sido la principal causa de su muerte.

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Los detalles sobre el último día de vida de Perry, el 28 de octubre de 2023, se revelaron en documentos judiciales que salieron a la luz meses después, tras una investigación policial que finalmente llevó a que cinco personas fueran acusadas de delitos relacionados con su muerte.

Los documentos ofrecen una mirada en profundidad de las agencias policiales a su adicción a las drogas, con la que el actor luchó durante décadas, y así como a la red de distribución y venta de ketamina en Hollywood.

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Varios médicos y expertos le dijeron a la BBC que el aumento de la popularidad de la ketamina en los últimos años ha hecho que su compraventa se dispare, con la expansión de clínicas especializadas en ketamina y servicios en internet que ofrecen un fácil acceso a la droga con receta, así como un floreciente mercado de drogas ilegales.

“Es muy fácil [conseguirla], ya sea de forma clandestina o con receta”, dijo a la BBC David Mahjoubi, presidente de la Junta Estadounidense de Médicos de la Ketamina.

“Tengo celebridades a las que les doy la receta. Es muy fácil, no es difícil en absoluto”, agregó.

Una red clandestina

Las autoridades federales dijeron que su investigación sobre la muerte de Perry descubrió una “amplia red criminal subterránea” de proveedores de drogas que distribuían grandes cantidades de ketamina en Los Ángeles.

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Los documentos de un tribunal federal detallan los últimos meses de vida de Perry y la transición de una clínica especializada ketamina para tratar su depresión y la ansiedad, en la que un doctor le administraba la droga y controlaba los efectos secundarios, a una adicción que lo llevó a “médicos sin escrúpulos” y una red de traficantes callejeros.

Perry había sido transparente sobre sus problemas de adicción, que se remontaban a la época en la que interpretaba a Chandler Bing en Friends.

Si una droga entraba en su vida, parecería que se volvía adicto.

En su libro de memorias Friends, Lovers, and the Big Terrible Thing (“Amigos, amantes y la terrible gran cosa”) escribió que finalmente logró permanecer sobrio, pero una mujer le dijo a los investigadores en la oficina del forense que creía que lo había estado durante 19 meses.

En algún momento de ese periodo, comenzó a recibir terapia de infusión de ketamina.

De acuerdo a los expertos, por su historial de adicciones Perry se volvió rápidamente adicto también a esta droga.

La investigación federal descubrió que durante un período de casi dos meses antes de su muerte, el actor compró decenas de frascos de ketamina por los que pagó miles de dólares.

En los tres días anteriores a su muerte, su asistente le inyectó ketamina al menos seis veces al día.

Las autoridades dicen que encontraron un "imperio clandestino de venta de drogas" cuando allanaron la casa de Jasveen Sangha, una de las cinco personas acusadas en relación a la muerte de Perry. Foto: Fiscalía de Estados Unidos para el Distrito Central de California

“Gente que les dice que sí”

Numerosos médicos y expertos que conversaron con la BBC para este artículo hablaron sobre la relación tóxica entre famosos y el fármaco en cuestión.

“El tratamiento VIP no suele ser el mejor tratamiento”, le dijo a la BBC el médico Gerard Sanacora, director del Programa de Investigación de la Depresión de la Universidad de Yale.

“Los médicos también son humanos y, a pesar de haber hecho el juramento hipocrático, no todo el mundo lo cumple”, añadió, y reconoció que los doctores pueden “perder la perspectiva cuando tienen un cliente VIP” y hay promesas de invitaciones a grandes fiestas o donaciones a programas de investigación o entidades benéficas.

Mahjoubi, que dirige dos clínicas de ketamina en California -incluida una en Los Ángeles- le indicó a la BBC que con los famosos los límites normales pueden ser difíciles de mantener.

El médico contó que atendió a una celebridad a la que le ofreció su número de teléfono celular en caso de emergencias.

“Intentaba constantemente pedirme favores”, recordó. Como aquel domingo por la tarde en el que el paciente le escribió pidiéndole que le renovara la receta de ketamina.

“Le contesté: ‘Mira, por favor envíame un correo electrónico con cualquier cosa relacionada con la medicina’ y lo bloqueé en el celular”, relató Mahjoubi.

También dijo que ha visto cómo la ketamina se ha convertido en la droga recreativa “de referencia” para las celebridades, que piensan que es más segura que otras como la cocaína, que puede estar adulterada con drogas mortales como el fentanilo.

Otro médico de Los Ángeles, que tiene varios centros de tratamiento para el dolor, algo para lo que también se comercializa la ketamina, calificó la difusión de los tratamientos con esta sustancia como “el nuevo salvaje oeste”.

Habló con la BBC bajo condición de anonimato sobre la popularidad de la ketamina, y detalló cómo son las relaciones que ha presenciado entre los médicos y algunas celebridades.

Sangha "solo trata con celebridades y gente de alto nivel", dijo el coacusado Erik Fleming, según la acusación. Foto: Jasveen Sangha's social media

Todos quieren ser “médicos de las estrellas”, explicó el doctor.

Algunos llegan al extremo de ofrecer tratamientos gratuitos o cerrar su clínica u oficina para permitir el acceso privado, todo con la esperanza de que el paciente famoso publique sobre su tratamiento en las redes sociales.

“Hay celebridades que pasan de un médico a otro y estos se pelean por ellas”, agregó, y lo calificó como una “relación extraña” y un modelo de negocio problemático.

Muchas de estas estrellas están “acostumbradas a que les digan que sí”, dijo.

“Si no lo hacen, simplemente irán a otra persona que les dará lo que quieren”, continuó.

Estar rodeado de gente que les dice que sí puede tener ramificaciones que cambian la vida, dijo Garrett Braukman, director ejecutivo de Alta Centers, un centro de tratamiento de rehabilitación y desintoxicación en Hollywood.

Aproximadamente entre el 20% y el 30% de sus pacientes trabajan en la industria cinematográfica.

Braukman señaló que ha visto un aumento en la adicción a la ketamina, pero su consumo no está superando al de otras sustancias de las que comúnmente se abusa, como el alcohol, la cocaína y los opioides.

“La gente suele adentrarse en el mundo del arte por experiencias que ha vivido, muchas veces traumáticas”, afirmó.

Si a eso le sumamos la cultura de las drogas, que está bastante “normalizada” en Los Ángeles, y el acceso a las celebridades, “es la receta perfecta para la adicción”, aseguró.

Un médico entrevistado por la BBC dijo que el mercado del tratamiento con ketamina es como el "salvaje oeste". Foto: Getty Images

¿El comienzo de una nueva epidemia de prescripciones médicas?

Una simple búsqueda en Google de “receta de ketamina” revela un puñado de anuncios de empresas en internet que promocionan los beneficios de la “terapia psicodélica” para tratar enfermedades que van desde la depresión y la ansiedad hasta la enfermedad de Lyme y el dolor crónico, algunas de las cuales ofrecen una suscripción por solo US$100 al mes para obtener el medicamento.

Pero hay un problema: el medicamento no está aprobado para tratar esas afecciones.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por su sigla en inglés), la agencia reguladora responsable de aprobar los medicamentos y garantizar que sean seguros, funcionen y estén etiquetados correctamente, solo ha aprobado la ketamina como anestésico general supervisado por un médico.

En 2019, la FDA aprobó un aerosol nasal con ketamina y le dio luz verde a su uso para tratar la depresión, siempre que el medicamento se combine con una terapia adicional y se administre bajo la supervisión directa de un médico.

El médico también debe monitorear al paciente durante dos horas después de que se haya tomado la dosis para detectar posibles efectos secundarios, que incluyen alucinaciones, sensación de desconexión de la realidad y aumento de la presión arterial.

Pero estas clínicas en internet han explotado una zona gris en las regulaciones para comercializar recetas de ketamina directamente a los consumidores, indicaron expertos.

Si bien las regulaciones publicitarias de la FDA restringen a las compañías farmacéuticas que “fabrican, distribuyen o envasan”, no restringen a las nuevas empresas, como las clínicas de “bienestar” en internet.

“Es algo muy complicado, es casi un vacío legal”, dijo Sanacora a la BBC.

Dos semanas antes de la muerte de Perry, la FDA advirtió a los consumidores sobre el uso de la ketamina para fines diferentes al regulado, y señaló que “la falta de monitoreo de eventos adversos, como sedación y disociación, por parte de un proveedor de atención médica en el lugar puede poner a los pacientes en riesgo”.

Médicos y expertos dicen que el mercado pareció tener un auge durante la pandemia, cuando proliferaron los servicios de telemedicina, las clínicas en internet y la atención a domicilio en EE.UU.

El médico especialista en el tratamiento del dolor, que habló con la BBC bajo condición de anonimato, dijo que algunas de estas empresas están estructuradas de manera que “no quieren que la gente mejore”, sino que, en cambio, quieren mantenerlos dependientes de recetas que les sigan generando ingresos.

“Se ha ido de las manos”, expresó.

Sanacora, que ha estudiado e investigado cómo se puede utilizar la ketamina para tratar la depresión, dijo que hay muchas pruebas de la eficacia del fármaco.

Actualmente se están realizando ensayos farmacológicos para probar las bondades de la ketamina ante la depresión resistente al tratamiento convencional.

Pero todavía no se sabe mucho sobre por qué funciona, y conlleva riesgos, como convulsiones y muerte.

Sanacora señaló que no está claro si las sobredosis han aumentado, porque el gobierno federal no rastrea las muertes relacionadas con la ketamina, lo que sí hace con las sobredosis por cocaína, heroína y opioides.

A veces, en las autopsias ni siquiera se analiza la posible presencia de la droga en cuestión.

“Hay muchas cosas que realmente no sabemos”, dijo.

La directora de la Administración de Control de Drogas de EE.UU., Anne Milgram, dijo que la agencia está persiguiendo a los médicos que recetan estos medicamentos en exceso o cuando no es necesario.

En una entrevista con CBS News, socio de la BBC en EE.UU., comparó la ketamina y su uso en el caso Perry con el inicio de la epidemia de opioides en su país.

“Desafortunadamente, este es un arco trágico que hemos visto si nos remontamos al comienzo de la epidemia de opioides, cuando muchos estadounidenses se volvieron adictos a sustancias controladas en los consultorios médicos y a través de médicos, lo que luego se convirtió en una adicción callejera también”, explicó. (I)