El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajará este lunes a Arabia Saudita, Catar y Emiratos Árabes Unidos con la mira puesta en importantes acuerdos comerciales en una región convulsionada pero clave para su país.
Si bien la guerra de Israel en Gaza y el programa nuclear iraní serán temas centrales del primer gran viaje de Trump al extranjero desde que comenzó su segundo mandato, la Casa Blanca afirmó que esperaba con ansias un “regreso histórico” a la región.
Hace ocho años, Trump también eligió Riad para su primer viaje al extranjero como presidente.
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Su decisión de eludir una vez más a sus aliados occidentales tradicionales para visitar los estados del Golfo, ricos en petróleo, subraya el papel geopolítico cada vez más crucial de esa región para Estados Unidos, así como los vínculos comerciales del propio mandatario en esa área.
“Me resulta difícil salir de la idea de que el presidente Trump va al Golfo porque este es su lugar predilecto”, declaró Jon Alterman, director del programa de Oriente Medio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
“Los anfitriones serán generosos y hospitalarios, estarán dispuestos a cerrar acuerdos, lo halagarán y no lo criticarán, y tratarán a los miembros de su familia como socios comerciales pasados y futuros”, agregó.
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- Crisis regionales -
Se prevé que Riad, Doha y Abu Dabi hagan todo lo posible por satisfacer a Trump, quien emprende su primera gira tras asistir brevemente al funeral del papa Francisco en Roma.
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Los ricos estados árabes combinarán pompa y ceremonia para recibir al presidente de 78 años y sellar con él acuerdos que podrían abarcar áreas como defensa, aviación, energía e inteligencia artificial.
“El presidente espera con ansias embarcarse hacia su histórico regreso a Oriente Medio” para promover una visión en la que “el comercio y los intercambios culturales derrotan al extremismo”, declaró el viernes su portavoz Karoline Leavitt.
Pero Trump no podrá evitar la larga lista de crisis regionales, como la guerra en Gaza, los rebeldes hutíes en Yemen y la situación en Siria tras la caída de la dinastía Asad.
Los países del Golfo desempeñan un papel diplomático clave bajo la administración Trump 2.0.
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Catar ha sido un importante intermediador entre la organización palestina Hamás e Israel, mientras que Arabia Saudita ha facilitado las conversaciones sobre la guerra en Ucrania.
“Trump visita primero el Golfo porque esta región se ha convertido en un centro de gravedad geopolítico y financiero”, declaró a la AFP Anna Jacobs, investigadora no residente del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington.
En Riad, el jefe de Estado se reunirá con los líderes de los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Catar, Kuwait y Omán.
Sin embargo, un lugar que no figura en el itinerario es Israel, el aliado más cercano de Washington en la región.
Ello ha generado especulaciones sobre las tensiones entre Trump y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Israel ha fijado el viaje de Trump como fecha límite para un acuerdo de alto el fuego con Hamás antes de lanzar su plan para la “conquista” de Gaza y el desplazamiento de la mayoría de los palestinos.
Trump ha adoptado una postura cada vez más pasiva, aunque su gobierno afirma estar trabajando con Israel en un plan liderado por Estados Unidos para que la ayuda humanitaria llegue al enclave bloqueado.
Es probable que los esfuerzos para que Arabia Saudita reconozca a Israel, algo que Trump también buscó durante su primer mandato, queden en segundo plano, ya que Riad afirma que primero necesita ver avances hacia un Estado palestino.
Paralelamente, Washington y Teherán celebrarán este domingo en Omán la última ronda de conversaciones indirectas sobre el programa nuclear iraní.
- “Monetizando el MAGA” -
Uno de los asuntos que la Casa Blanca afirma que no estarán en la agenda son los propios intereses de Trump.
El mes pasado, la Organización Trump cerró su primer acuerdo inmobiliario de lujo en Catar y publicó detalles de un rascacielos de mil millones de dólares que construirá en Dubái, cuyos apartamentos se pueden comprar con criptomonedas.
Uno de los hijos del presidente, Eric Trump, promocionaba una empresa de criptomonedas en Dubái mientras su hermano Don Jr. se preparaba para hablar sobre la “Monetización de MAGA” en Doha.
Pero la Casa Blanca negó que el mandatario estuviera sacando provecho de ello.
“Es francamente ridículo que alguien (...) sugiera siquiera que el presidente Trump esté haciendo algo para su propio beneficio”, declaró Leavitt.