El gobierno del presidente Donald Trump anunció este miércoles que eliminará parte de los límites a los “químicos eternos” en el agua potable en Estados Unidos, una decisión que los activistas consideran “un paso atrás” en salud pública.
Investigaciones recientes han descubierto que casi 158 millones de personas en todo Estados Unidos tienen agua potable contaminada con sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS por sus siglas en inglés).
Los PFAS se denominan “químicos eternos” porque tardan millones de años en degradarse en el medio ambiente.
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Desarrollados por primera vez en la década de 1930 y apreciados por su fuerza, resistencia al calor y propiedades repelentes del agua y la grasa, se han detectado en todas partes, desde las mesetas del Tíbet hasta el fondo del océano, y en la sangre de casi todos los seres vivos.
Estos compuestos químicos se han relacionado con problemas de salud como la disminución de la fertilidad, el cáncer y trastornos del comportamiento en los niños.
Las normas impuestas por el gobierno del expresidente demócrata Joe Biden en abril de 2024 se consideraron una respuesta a décadas de engaño de la industria, pero la administración Trump ha decidido cambiarlas.
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En un comunicado, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) afirmó que mantendrá los niveles máximos para dos de estas sustancias y los eliminará para otras cuatro.
“Sentido común”
El administrador de la EPA, Lee Zeldin, afirma que los límites se aplicarían sólo al PFOA y al PFOS, dos químicos eternos usados por ejemplo en las sartenes antiadherentes de teflón y espumas antiincendios, y quedarían exentos los de nueva generación desarrollados como sustitutos.
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La EPA también ampliaría el plazo de cumplimiento para el PFOA y el PFOS, retrasándolo de 2029 a 2031, y rescindiría el llamado “índice de peligrosidad”, una herramienta para abordar los riesgos acumulativos de las mezclas de productos químicos PFAS.
Se trata de “mantener las normas nacionales de la agencia para proteger a los estadounidenses de PFOA y PFOS en su agua” y de actuar con “sentido común” para dar “tiempo adicional para el cumplimiento”, afirma Zeldin en un comunicado.
La medida fue elogiada por las empresas de servicios de agua, pero criticada por los grupos de defensa de la salud y el medio ambiente.
“Un paso atrás”
“Esto es un gran paso atrás, y realmente es una traición a la promesa que esta administración hizo de proporcionar agua potable limpia y aire limpio, y de hacer que Estados Unidos vuelva a ser saludable”, declaró a la AFP Melanie Benesh de la oenegé Environmental Working Group.
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La propia investigación de la EPA ha vinculado algunas de las sustancias excluidas con daños al hígado, riñones, sistema inmunológico, desarrollo fetal y cáncer.
Documentos internos citados por los investigadores muestran que fabricantes como DuPont y 3M sabían desde hace décadas de los peligros de los PFAS, pero hicieron lo posible por retrasar una regulación.
En los últimos años, las empresas han pagado miles de millones de dólares para resolver demandas con las compañías de agua y las comunidades expuestas. Aún así se detectan PFAS de nueva generación en la ropa, utensilios de cocina y cosméticos.
Los PFAS de nueva generación, con cadenas moleculares más cortas, obstruyen más rápido los filtros de agua.
“Esto es un regalo para las empresas de agua y para los contaminadores”, opina Benesh, quien no descarta que los planes del gobierno sean impugnados ante los tribunales.
Los activistas llaman a actuar a los estados, que son libres de establecer estándares más rigurosos.
(I)