Los guardias fronterizos finlandeses presentaron este viernes el proyecto de la futura cortina de hierro que ocupará parte de su inmensa frontera con Rusia, de 1.340 kilómetros, y que es consecuencia de la guerra de Ucrania.

La unidad militar invitó a la prensa a visitar las obras del primer tramo, de tres kilómetros, en la frontera, cerca de Imatra, en el sureste del país, días después de que Finlandia ingresara en la OTAN.

Finlandia, que comparte 1.340 kilómetros de frontera con Rusia, adhirió oficialmente a la Alianza Atlántica el 4 de abril, poniendo fin a décadas de neutralidad y este jueves realizó su primer ejercicio en conjunto con la OTAN.

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El país nórdico había anunciado su candidatura en mayo junto a Suecia poco después de la invasión rusa de Ucrania.

Pero Suecia no obtuvo luz verde de dos miembros de la OTAN, Hungría y Turquía. Para ingresar a la Alianza son necesarios los votos de todos los países miembros.

Finlandia, que mantuvo reservas militares masivas con cientos de miles de ciudadanos movilizables, aporta importantes recursos militares a la OTAN.

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Cortina de hierro

En total, se levantarán 200 kilómetros de alambrada, de tres metros de alto y bordeada de una carretera. La infraestructura costará 380 millones de euros, según el presupuesto previsto.

El 70% de esta valla metálica estará en la frontera sureste, la más densa de la línea divisoria con Rusia, según el trazado -todavía por completar- presentado el viernes.

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Más al norte también se levantarán barreras, a lo largo de la frontera, en gran parte inhabitada, que remonta hacia Laponia y la frontera noruega, en el Ártico.

“Habrá varias decenas de tramos para el cercado”, explicó a la prensa el general de brigada Jari Tolppanen, citando como ejemplo “los pasos fronterizos y sus alrededores, las carreteras que cruzan la frontera y las zonas a las que se puede acceder fácilmente con un medio de transporte”.

En el sitio piloto donde se está construyendo el cercado, a seis kilómetros de Imatra, las grúas ya están retirando los árboles talados, pero la valla todavía no se ha colocado.

Las obras empezaron a finales de febrero y la última fase del levantamiento de la barrera terminará, en principio, en 2026.

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Para 2025, se habrán erigido unos 70 kilómetros.

Guardias fronterizos hablan en la frontera entre Finlandia y Rusia el 14 de abril de 2023 en Imatra, donde Finlandia construye una valla en la frontera con Rusia. Foto: -- ALESSANDRO RAMPAZZO

Las fronteras finlandesas están aseguradas actualmente con unas vallas ligeras de madera, diseñadas para evitar el paso de ganado.

Así lo estaban también durante la Guerra Fría, cuando el país nórdico se vio obligado a una neutralidad forzosa por parte de Moscú tras la Segunda Guerra Mundial.

Invasión rusa detonó decisión

La frontera sureste fue trazada en 1940 y formalizada en 1947, después de que la Unión Soviética se anexionara una gran parte de la Carelia finlandesa, lo que comportó el desplazamiento de centenares de miles de habitantes. Desde entonces, había estado poco equipada.

El año pasado, tres décadas después del fin de la Guerra Fría, Finlandia tomó la decisión de levantar una valla metálica, después de que Rusia empezara su invasión de Ucrania.

Las autoridades presentaron el proyecto como una forma de evitar la instrumentalización de los flujos migratorios, como ocurrió en Bielorrusia.

“Es la única forma eficaz y segura de controlar las entradas de gran magnitud”, subrayó el general Tolppanen. “Debemos reducir nuestra dependencia a la eficacia del control del lado ruso de la frontera”, explicó.

Esta nueva cortina de hierro pone fin a un periodo en el que la región fronteriza de Finlandia apostaba por el diálogo con Rusia para garantizar su prosperidad.

La mayor parte de los habitantes aboga por que su país le dé la espalda a su gigantesco vecino, aunque la utilidad de la valla suscita también algunas dudas. (I)