Este miércoles, una ligera lluvia plantó esperanzas entre los uruguayos debido al reducido caudal de la represa de Paso Severino, la principal fuente de agua dulce para la zona más poblada de Uruguay, que según las autoridades pronto podría no tener “agua bebible”.

En estos días, se supo que Montevideo se quedaría sin agua potable en los próximos 10 días por lo que está viviendo la peor crisis hídrica de su historia.

El Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) registró lluvias en las últimas horas en la cuenca del río Santa Lucía y en la represa de Paso Severino, en la localidad de Florida y la zona de Aguas Corrientes, en Canelones, donde se encuentra la planta potabilizadora de OSE, que suministra agua a la ciudad de Montevideo y a la zona metropolitana.

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El presidente Luis Lacalle Pou, que hace diez días decretó la emergencia hídrica para facilitar la toma de medidas, remarcó esta semana que no existe una solución inmediata.

Entre las medidas del gobierno uruguayo sacaron el IVA al agua mineral; además, más de 500.000 personas que residen en el área metropolitana recibirán dinero para comprar dos litros de agua embotellada por día y se anunció la construcción de una represa provisoria en la zona del Río San José, la que estaría construida en 30 días, pero desde las empresas informaron que tardarían alrededor de dos meses.

“Estamos tratando de manejar lo mejor posible las reservas que tenemos y haciendo una obra que va a llevar 30 días”, declaró a periodistas, en alusión al proyectado embalse sobre el río San José.

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La aguda sequía que azota a Uruguay desde hace más de tres años ha llevado a niveles históricamente bajos las reservas de Paso Severino: al 28 de junio quedaban solamente 1.652.547 m3, el 2,4% de su capacidad total.

Muchas personas se acercan a observar el estado del embalse sobre el río Santa Lucía Chico, ubicado a unos 90 km al norte de Montevideo y que abastece a la capital y alrededores, donde viven unos 1,8 millones de personas.

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En la represa queda cerca de 1 millón de metros cúbicos de una capacidad total de 67 millones, y si bien las lluvias se esperaban porque son fundamentales desde hace meses, no alcanzó para que se revierta la crisis del agua potable, ya que para ello debería llover durante varios días seguidos.

Una placa recuerda la fecha de inauguración de la represa: 30 de octubre de 1987. Fue entonces que se anegaron los terrenos aledaños. Hoy el descenso de las aguas es tan pronunciado que aparecieron puentes sumergidos desde más de tres décadas.

“Se está resistiendo a secarse”, dice Gustavo Aguiar, un vecino de la zona, mientras señala lo que “era un enorme espejo de agua”.


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El embalse de Paso Severino tenía una superficie de 1.487 hectáreas cuando la represa funcionaba por encima de su cota de 36 metros, según datos de Obras Sanitarias del Estado (OSE), la empresa estatal que suministra agua potable en Uruguay.

Hubo sequías antes, pero ninguna como esta, asegura Julio Sánchez, un productor rural retirado de 78 años, que integra un grupo de historiadores locales.

“Hoy pasé por Canelón Grande y realmente eso asusta”, dice sobre un embalse cercano que aportaba agua para Montevideo y que se agotó en marzo. “Toda la sociedad tiene que tomar conciencia de que estamos ante un problema tremendo”.

“No bebible”

Para paliar la falta de precipitaciones, OSE ha estado mezclando desde hace dos meses el agua de Paso Severino con otra de cursos cercanos al Río de la Plata, más salobre por provenir del estuario.

Esto obligó a un aumento temporal de los niveles máximos de cloruro y sodio permitidos para el agua de OSE, vigente hasta el 20 de julio. Según el último informe diario, en una línea de bombeo del área metropolitana esos niveles estaban por encima de lo autorizado.

“Si no llueve, va a haber un lapso en el cual el agua no sea bebible”, subrayó, aunque aclaró que el agua de OSE podrá usarse para “lavar”, “bañarse” y “saneamiento”. (I)