El alcalde de Uvalde, Don McLaughlin informó que la escuela donde se perpetró la mayor masacre del estado de Texas, en la que perdieron la vida 19 niños y dos maestras, será demolida mientras los familiares de las víctimas exigen respuestas tras el tiroteo.

La escuela primaria Robb en Uvalde vivió uno de los peores momentos de la historia del estado texano. Salvador Ramos, un joven de 18 años ingresó a la centro de estudio y abrió fuego contra los indefensos niños de un salón de clases.

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Por esta razón el alcalde decidió demoler la escuela del tiroteo en Uvalde

La fecha de la demolición no fue precisada por el alcalde McLaughlin. Lo que sí es de conocimiento público es que la ira y la frustración de los residentes de Uvalde cada vez es mayor. Recientemente se conoció que la policía esperó más de una hora para confrontar al atacante, escribió la BBC Mundo.

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“Tengo entendido, y tuve esta discusión con el superintendente, que la escuela será demolida. No se le puede pedir a un niño o a un maestro que regrese a esa escuela”, explicó McLaughlin.

La escuela primaria Robb cuenta con casi 600 estudiantes distribuidos en segundo, tercero y cuarto grado.

La propuesta de demoler el lugar de la tragedia fue apoyada por el presidente Joe Biden, quien también sugirió esta acción, según las declaraciones el mes pasado el senador estatal Roland Gutiérrez a los medios locales.

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La casa de estudio no será la primera en ser demolida después de un tiroteo. Cabe destacar que, la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, en el estado de Connecticut, fue destruida después de que 20 estudiantes de 6 y 7 años y seis miembros del personal fueran baleados en el año 2012.

Al poco tiempo se construyó una nueva escuela en el mismo terreno y conserva el mismo nombre.

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La policía demoró una hora en actuar

Por otra parte, el jefe de seguridad pública de Texas, Steven McCraw, informó el martes 21 de junio que durante el tiroteo había suficientes agentes cerca de la escuela para detener al atacante tres minutos después de que ingresó al edificio, pudiendo frenar la masacre a tiempo o no dejar que sea de tal magnitud.

La policía esperó más de una hora fuera de las aulas antes de entrar, aún cuando iban con escudos blindados y armas más poderosas que la del atacante.

“Fue un fracaso abyecto”, así catalogó McCraw en una audiencia en el Senado estatal la respuesta de la policía y acusó al comandante de poner la vida de los agentes por encima de la de los niños que ese día murieron.

A su vez, el tiroteo en Texas desató un nuevo debate nacional sobre las regulaciones de armas en los Estados Unidos. (I)

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