Trabajo no iba a faltarle a Angela Merkel una vez que dejara la cancillería de Alemania. Lo que en principio no estaba claro es si ella estaría dispuesta a volver al ruedo o preferiría disfrutar, a sus 67 años, de jornadas menos estresantes. La ONU ya le ofreció un puesto y hasta La Izquierda, un partido que no comulgaba precisamente con la excanciller, le pidió que volviera al escenario político para mediar en el conflicto de Rusia con Ucrania.