Aventureros, turistas, curiosos y expertos buscadores de tesoros se mueven anualmente a un municipio español atraídos por un inusual -pero brillante- atractivo: un río lleno de oro.
Como lo lees… se trata de un río del municipio Tineo, en Asturias, y de entre sus aguas extraen “pepitas de oro”, un hecho que no deja de sorprender.
Bateo de oro
Más de 50 años lleva “bateando” un hombre de Asturias. Se llama Pedro y a RTVE contó cómo con una batea- pudiera verse como un tamiz- que introduce a las aguas del río de manera rápida atrapa las tan ansiadas “pepitas de oro”.
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Las muestra a la periodista y las va guardando en tubos de ensayo. Tiene de varios tamaños.
En El Cronista señalan que “el pequeño pueblo de Navelgas, en España, se llena de entusiasmo con la celebración del Campeonato Nacional de Bateo de Oro”.
El bateo es una técnica que “consiste en depositar la tierra del río en una batea (similar a un plato hondo y grande). Una vez depositada se procede a “lavar” el oro. Mediante el lavado los materiales menos pesados son arrastrados por el agua y los más pesados (el oro) permanecen en la batea”, explican en el site del Congreso Internacional sobre Aprendizaje, innovación y Cooperación (Cinaic).
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Si alguien se anima a “batear oro” debe armarse de paciencia, aconsejan.
Por qué el río Navelgas tiene oro
El oro del río Navelgas, detallan en El Cronista, es de origen aluvial, lo que significa que proviene de yacimientos situados en las montañas de la región.
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“Con el paso del tiempo, la erosión ha liberado pequeñas partículas de oro, que han sido arrastradas por la corriente y depositadas en el lecho del río”, indican.
Eso, desde hace años, ha despertado una especie de “fiebre” entre buscadores de las “pepitas doradas”, que para muchos, señalan en RTVE se vuelve un “complemento” de la economía familiar.
Para otros el bateo es deporte y tradición.
“¿Fiebre del oro? “Lo nuestro es tradición, no nos vamos a enriquecer con esto”, dice, citado en la Guía Repsol, Carlos Sanfiz.
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Pedro, con sus cinco décadas de bateo, no deja de emocionarse cuando “batea”: “Mira, mira… va apareciendo… aquí están las pepitas. Si le pones un dedo encima se te queda pegada. Luego la colocas aquí (tubo o probeta) para que se vaya al fondo”.
-Pedro, ya llevas unas cuantas, le dice la periodista.
-Sí, responde como niño emocionado en el río de las pepitas de oro.
(I)