Sudáfrica tildó las operaciones militares de Israel como un “genocidio” en la Franja de Gaza, donde al menos 26.083 civiles han muerto, según el Ministerio de Sanidad palestino.

Las autoridades sudafricanas presentaron en diciembre un recurso de emergencia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), argumentando que Israel violó la Convención para la Prevención de Genocidios, firmada en 1948, después del Holocausto.

Durante las audiencias, Adila Hassim, una de las abogadas de Sudáfrica, declaró que “los genocidios nunca se declaran con antelación, pero este tribunal cuenta con las últimas 13 semanas de pruebas” que justifican “una acusación verosímil de actos genocidas”.

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La Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, en los Países Bajos, podría ordenar a Israel que detenga su ofensiva militar, iniciada tras el ataque del movimiento islamista Hamás el 7 de octubre en el sur del Estado hebreo, o que facilite la llegada de ayuda humanitaria al enclave palestino.

Sin embargo, el tribunal no se pronunciará sobre la cuestión de fondo de saber si las operaciones israelíes en Gaza se encuadran en la figura legal de un genocidio, un debate que puede llevar años.

Reacciones internacionales

Los países que más han apoyado el caso ante la CIJ han sido los de mayoría musulmana, entre ellos Irán, Turquía, Jordania, Pakistán, Bangladés, Malasia y las Maldivas.

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En América Latina, una lista de países gobernados por la izquierda, como Brasil, Colombia, Bolivia y Venezuela, también apoyaron la iniciativa de Sudáfrica ante la CIJ contra Israel.

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Por su parte, México y Chile recurrieron a la Corte Penal Internacional (CPI) para que se investiguen probables crímenes de guerra en el marco del conflicto, tanto los “cometidos por israelíes o por palestinos”, en palabras del canciller chileno, Alberto van Klaveren.

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El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el líder latinoamericano más activo a la hora de pedir un alto el fuego, acusó a Israel de “actos de terrorismo” y su gobierno decidió apoyar a Sudáfrica “a la luz de las flagrantes violaciones al derecho internacional humanitario”.

Sin embargo, el caso provocó reacciones vehementes en Israel. “Es el mundo al revés”, afirmó el primer ministro, Benjamin Netanyahu. “Nadie nos detendrá, ni La Haya, ni el eje del mal”, declaró el 14 de enero.

“Si hay actos que pueden calificarse de genocidas, estos se perpetraron contra Israel”, afirmó en las audiencias el abogado israelí Tal Becker. (I)