“Sonidos de bala nos despiertan, es pan diario, siempre hay muertos”, dijo Carlos mientras arreglaba su carro en una mecánica a escasos pasos de donde mataron a dos hombres en moto durante una noche de mayo.
En ese sector de Solanda hay inquietud por lo sucedido días atrás, pero a la vez cautela al momento de hablar.
En las calles Teniente Hugo Ortiz y Salvador Bravo, las personas aún no salen del asombro tras lo ocurrido. En el lugar quedó una mancha de sangre sobre el asfalto.
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Carlos, un morador de la zona, contó en breves rasgos a lo que están acostumbrados a vivir. “Llevo 38 años aquí. Solanda se ha vuelto, una vez más, zona roja. No tengo mucho conocimiento de lo que pasó aquí, pero puedo decirle que es el barrio más peligroso de Quito”, apuntó.
Un parque en la esquina, sobre la calle Salvador Bravo, tiene unos niños jugando. María (nombre protegido), propietaria de una tienda, aseguró que en el momento menos pensado las cosas cambian.
“El barrio es inseguro, habrán escuchado. Por acá hay muchas muertes. No sé a quién debemos pedir para que nos ayuden”, sostuvo la vecina con voz asustada.
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Ocho disparos se escucharon la noche en que mataron a dos hombres.
Presuntamente, tres individuos escapaban en moto de otros sujetos que les asestaron cuatro tiros en primera instancia.
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“Los venían persiguiendo. Fueron ocho tiros en total, cuatro en la persecución y después se regresaron a rematarlos”, contó María.
Miembros de la Policía Nacional y del Cuerpo de Bomberos llegaron hasta la zona a las 23:41 para investigar los hechos iniciales y constatar que de las tres víctimas, dos se encontraban sin vida, mientras que uno de ellos pudo escapar.
“Las alarmas sonaron. Unos vecinos le ayudaron al que sobrevivió y los que dispararon se fueron”, añadió.
El sobreviviente, según versiones de los moradores, habría mencionado que estaban siendo extorsionados y que, por no pagar la cuota semanal, los buscaban para matarlos.
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El hombre fue llevado a un hospital cercano.
Como Carlos o María, el sentir de los ciudadanos que habitan este sector es angustiante. Niños, jóvenes y adultos deben circular siempre alertas y retirarse a sus casas lo más temprano posible.
“Incluso los negocios ya cierran más temprano. Esto ha afectado directamente a la economía porque ya por el miedo no salen”, señaló María. (I)