¿Es mental el subdesarrollo o es una realidad resultante de la corta visión de los gobernantes sobre cómo superarlo favoreciendo a la población de menores recursos? ¿Es tan difícil entender la necesidad de los países de integrarse al resto del mundo para aprovechar las oportunidades que sus características y capacidades le otorgan y contrarrestar las amenazas, barreras para su crecimiento y desarrollo? ¿Cómo no entender que los avances en robótica, nanotecnología, nuevos medios de transporte y otras ciencias aplicadas a todas las actividades de los seres humanos darán un vuelco de 180 grados a la civilización y abrirán más la brecha entre nuestros habitantes y los del primer mundo? ¿Por qué el deseo de lograr la igualdad entre los ecuatorianos a costa de su crecimiento intelectual y sus ansias de dejar volar su imaginación y crear y delinear su propio destino con total libertad en su búsqueda permanente de superar a los demás en logros y demostrar su capacidad de mejorar sus condiciones de vida? ¿Por qué poner barreras a la necesidad de satisfacción y riqueza del sector privado para beneficio de todos? ¿Por qué quienes logran mayor producción de riqueza e ingresos deben ser castigados con altas contribuciones, impuestos y costos de servicios poniendo vallas a la posibilidad de ahorro, inversión y creación de más riqueza y como consecuencia más fuentes de trabajo, ingresos y oportunidades de mejoramiento de la condición de vida de la población? ¿Cómo explicamos a las futuras generaciones que su mayor atraso responde a experimentos con modelos económico-políticos fracasados en épocas pasadas, a los que los políticos y gobiernos nos llevaron como para aferrarnos a una especie de tabla de salvación y aislarnos en ella de las realidades que la evolución nos obliga a enfrentar? ¿Qué contestaremos cuando ellos nos recuerden que los mayores exponentes del comunismo, China y Rusia, lograron su desarrollo adaptando sus economías a las del mundo globalizado, integrándose a la cadena industrial, comercial y financiera mundial con el objeto de crear fuentes de trabajo y riqueza para su población, produciendo los bienes que el primer mundo requiere y creando sus propios mercados de valores para financiar al sector privado con la inversión de los ahorros internos y de inversionistas internacionales? ¿Acaso sin inversión y tecnología extranjera, China fuera la potencia que es hoy? China y Rusia abrieron las puertas de su economía, promovieron e impulsaron el sector empresarial y sus mercados de capitales como émbolos de su desarrollo. ¿Qué esperamos nosotros? ¿El maná del cielo para llenar nuestros estómagos sin cumplir el precepto bíblico “comerás con el sudor de tu frente”? No se avizora en los próximos años incremento del precio del petróleo a USD 100 el barril, el maná tendremos que producirlo con nuestro esfuerzo, no volverá a caernos del cielo. Desconocemos la existencia de un Plan de Desarrollo Integral aterrizado a nuestras realidades y a las de nuestras contrapartes globales y dirigido a acelerar el crecimiento del país a tasas que hagan progresar nuestro desarrollo y nivel de vida.

China y Rusia abrieron las puertas de su economía, promovieron e impulsaron el sector empresarial y sus mercados de capitales como émbolos de su desarrollo. ¿Qué esperamos nosotros?

Dormidos sobre nuestras riquezas naturales, geográficas y humanas y con nublada visión del gran escenario evolutivo que implican las innovaciones y descubrimientos que originan ventajas competitivas para los precursores, nuestros políticos aún creen en el Estado como base del sustento de las familias y en castigar, para obtener ese fin, con altos impuestos, contribuciones y trabajo burocrático a quienes logran producir más riqueza u obtienen mayores ingresos profesionales para que el inmenso contingente de empleados del Estado pueda subsistir, sin aceptar que al actuar así afectan el círculo virtuoso de ahorro, inversión y desarrollo de actividades productivas y de consumo que ofrezcan más plaza de trabajo para la población, promuevan el crecimiento de la economía y la confianza de los inversionistas.

Con anticipos de impuestos fijos sobre activos, pasivos e ingresos de las empresas, independientemente de los resultados anuales del negocio, sanción para los accionistas en casos de quiebra o incumplimiento de obligaciones en el curso del negocio, impuestos a la salida de capitales, barreras administrativas a las importaciones y altos costos administrativos para cumplir las necesidades de información del Estado, difícilmente atraeremos nueva inversión, excepto en negocios especulativos. ¿Nos tocará seguir el camino de los países estancados por la indolencia de sus gobernantes y ciudadanos? ¿Evolucionaremos o nos quedaremos estancados en el tiempo? (O)