La parte de la corrupción pública comprobada en 2017 ratificó la sospecha: la voracidad del gasto público se da no solo por la revancha que inspira a políticos vengadores o por el deseo de dominación por compensación que inspira a la burocracia, sino también por la codicia que rompe principios y elimina todo vestigio de buena intención en el justicialismo y bien público que pregonan. Entre los primeros presos prevalecen los costeños, por lo que un importante caricaturista se permitió dibujar a un mono con rabo de rata.
Sin embargo, lo hasta ahora comprobado es apenas caja chica para circo y distracciones, en comparación con lo que falta por probar. En esto coinciden el guayaquileño arrepentido CaPaYa y el quiteño periodista del grillete electrónico. Argumentan para ello que todavía no se destapa la corrupción en la comercialización del petróleo, la cual no podía hacerse sin la participación de quienes manejan el dinero y el endeudamiento.
En esta columna denuncié cómo el Quitus Clan hizo del correato el gobierno de mayor desbalance regional de la historia en cuanto a autoridades económicas, lo cual persiste con Lenín. Y, recientemente, el contralor ha puesto por fin la pica en Flandes, glosando a los exministros de Finanzas quiteños Patricio Rivera y Fausto Herrera, zares de las arcas públicas en años anteriores. Entre los dos, el más nefasto es el de voz aguda y actos graves, pues fue también coordinador de la Política Económica y Financiera del correato (y todavía ocupa alto cargo con Lenín). La glosa es por haber pagado $ 1.272 millones al IESS con bonos del Estado, más una “dación en pago” (intereses) por $ 77 MM. Irónicamente, la glosa no es por gastarse la plata ajena (de los afiliados), sino por reconocerles un pequeño porcentaje por haberlo hecho.
Pero las responsabilidades del equipo económico anterior no se limitan a la comercialización petrolera. Haber dispuesto de fondos de pensiones y aportaciones ajenas, del oro, del petróleo, de los depósitos en el BCE, del encaje, son otros mega motivos para investigarlos. Y hay más: ninguna institución pública pudo iniciar obra cualquiera sin ese primer paso que es la certificación de fondos por parte de Finanzas; se necesita, pues, escudriñar movimientos y transferencias en las fechas de todos los inicios de obras y certificaciones de fondos, así como de desembolsos importantes. Allí hay mucho por investigar. Cuando todo esto se destape, aquel caricaturista tendrá que dibujar un inmenso cuy con rabo de rata, solo que esta vez no lucirá tan extraño, pues el cuy es un roedor natural.
Claro, para eso dependemos del fiscal, quien según Correa, “es un lujo de fiscal”. Pero ojo: cada vez que Correa echó flores a un funcionario fue porque realmente estaba embarrado hasta las marimbas. A pesar de esto, la glosa del contralor nos acerca hacia donde está la candela: en el manejo del dinero. ¡Caliente, caliente!
Mientras tanto, el actual ministro de Finanzas otorgó 50 MM a TAME para que siga centralizando los vuelos en Quito, pero no le pagan 7,2 MM al León Becerra y más de $ 100 MM a Solca y la Junta, lo cual cobra vidas y plazas de trabajo en Guayaquil. El del ático no es el único que merece la hoguera. (O)