La tierra necesita ser fecundizada por el agua. En algunas regiones cae tanta que inhabilita a la tierra ser madre de diversos frutos para servicio de vivientes. También en la agricultura los extremos no favorecen la vida.

En Estados totalitarios cuentan preferentemente las realidades materiales. Estados en los que la libertad de los ciudadanos es un valor prioritario debieran evitar extremos no expuestos a la reflexión de los ciudadanos. Decidir sin información y mentalización previa es un paso a la cosificación de los ciudadanos.

La época del balcón, desde el que famosos oradores, como José María Velasco Ibarra, cautivaban no sé si más los corazones que las mentes de las masas, fue parcialmente reemplazada por la TV. En el reemplazo hay elementos positivos y negativos, que hemos de discernir.

Balcones, radios, TV tenían y tienen un lugar para provocar un “diálogo” en tiempo posterior. Cautivando se provocaba un benevolente asentimiento y, posteriormente, su apoyo. Ciertamente los actuales medios de comunicación nos ofrecen y ponen a nuestro alcance hechos, causas y consecuencias que no solo pueden ser, sino que debieren ser base de nuestras opciones. Rompen su papel cuando ofrecen datos parcializados. Entre no tener datos, el mal menor es tenerlos algo parcializados. Toca a las personas el acudir en lo posible a varias fuentes de información. En todo caso no hay recurso alguno que libere de la obligación cívica de masticar antes de tragar los datos que se nos ofrecen. Si no hay información, si no hay reflexión personal, no hay libre elección…

La democracia se fundamenta en el voto consciente y libre del ciudadano. En la medida en la que no haya conocimiento ni libertad hay la imposición de unos pocos. El recurso que tienen los gobernantes antidemocráticos es suprimir la libertad de información y antes la libertad de educación. El ciudadano consciente y libre se deja imponer con más dificultad. Al mismo tiempo, la libertad que oficialmente reconoce el Estado tiene que mantener la libertad frente a los grupos que con diversas formas de poder imponen sus puntos de vista y sus intereses.

Hay que decirlo de una vez, la democracia es una tarea de libertad que los ciudadanos debemos ir asumiendo con libertad, desde la familia. La libertad es un hilo que se va engrosando en las diversas etapas de la vida. Si se rompe en una etapa, difícilmente madurará a democracia.

Quién lo diría, se puede descubrir el origen de la ruptura del hilo de la libertad en el paternalismo, que ofrece a niños y jóvenes lo que piden sin el correspondiente aporte de su responsabilidad.

En un país en el que los jóvenes pueden comprar notas en sus exámenes, conseguir títulos con palancas; en resumen, un país en el que el hilo que une la libertad con la responsabilidad está roto, no hay un futuro brillante.

Acepto que este planteamiento no es popular, pero es patriótico. No se asciende a las montañas sin esfuerzo.

(O)