Nunca es tarde para concienciar a las autoridades y a la ciudadanía de la importancia de la celebración de nuestras fechas cívicas auténticas.

El 31 de octubre se festeja el Día del Escudo Nacional, aprobado por el Congreso en el año 1900 y puesto en ejecución en el gobierno del presidente Eloy Alfaro. Es contradictorio que ese mismo día se celebre el día de las brujas o Halloween, que significa víspera de todos los santos. Se origina en el Reino Unido, Irlanda y el noroeste de Francia, surge de un arcaico festival pagano antes de Cristo y es reverenciado por los celtas, llamado Samhain. Con el pasar del tiempo estas festividades se propagaron por el mundo y adoptaron otras dimensiones, como el uso de caretas, calabazas, disfraces y símbolos con un trasfondo de ocultismo anticristiano.

No es difícil deducir las consecuencias que dejan estas costumbres en niños, jóvenes y adultos con una frágil condición cultural, moral y espiritual. Lo que vivimos hoy en el país estimo que es el resultado de los antivalores, de la pérdida de estatus como seres humanos, como acontece con los presidiarios que juegan al fútbol con el cráneo de quien fue un recluso.

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Estas celebraciones y costumbres nefastas se han arraigado especialmente en el mundo occidental por el tinte comercial. Mi recomendación frente a este hecho, si no se puede suprimir está barbarie adoptada, es que los adeptos la festejen otro día para que no haya confusión con quienes celebren el Día del Escudo Nacional.

Otro de los aspectos que me animan a poner estas letras son los consabidos puentes vacacionales. No es patriótico cambiar una fecha histórica para otro día, debe respetarse y celebrarse el día de su acontecimiento. El 9 de octubre será celebrado el día que caiga, como las demás fechas conmemorativas de independencias y fundaciones. Estos cambios se han venido realizando para favorecer al turismo, pero no es lo apropiado. Todos los países en el mundo defienden y respetan como el que más sus fechas históricas, sus héroes y su integridad territorial.

Estoy apercibido de que estos comentarios puedan traer diversas reacciones y terminar quizás en letra muerta, pero si queremos hacer de nuestro país una gran nación debemos vernos en el espejo de los demás estados que han surgido por su cultura, valores, respeto y cumplimiento de las leyes.

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Si queremos vivir en un ambiente de paz y de armonía tenemos que poner la casa en orden y echar fuera a las fuerzas del mal. (O)

José Franco Castillo Celi, médico naturista, Guayaquil