Los ecuatorianos nuevamente, según la ley, volvemos a opinar de las elecciones seccionales, la jornada cívica del domingo pasado, ya que hasta el jueves 2 de febrero los medios podían publicar opiniones sobre dicho tema.

Terminadas las elecciones, quiero comentar que hubo desinformación de algunos ciudadanos que no habían tenido tiempo de estudiar los planes de trabajo y los currículos de los candidatos de sus cantones y provincias. En las filas, ciertas personas decían ¿por quién se debe votar?, transportistas, vecinos, decían que no conocían los nombres y caras que estaban en fotos en las papeletas, no sabían de qué partidos eran ya que no todas las papeletas tenían el logotipo, el número y nombre del partido que los auspiciaba. Además, vimos ancianos que no podían caminar, no sabían de candidaturas, los asistían sus familiares en la votación. De otro lado, personal contratado por el CNE y otros que trabajaron por el Gobierno para facilitar el proceso elector en orden, cumplieron acercándose a las personas para ayudarlas a encontrar sus mesas, les hacían pasar si tenían una dolencia de salud. Vimos bien que en ciertos recintos electorales al norte de Guayaquil no permitieron que vendedores ambulantes instalen en las veredas fogones, mesas, comidas que no son higiénicas; y todos los votantes y los coordinadores o delegados o personal público que laboró por las elecciones usaron tapabocas y había dispensadores de alcohol y servilletas para que el público se limpie las manos, en algunos recintos, como medida por el COVID-19. Ojalá ahora comiencen nuevas obras y el deseo de trabajar de las nuevas autoridades ganadoras de las elecciones seccionales del 2023. (O)

Nori de Ruiz, Guayaquil

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