El silencio es un bien que está desapareciendo de las urbanizaciones residenciales de la vía a Samborondón. Cada fin de semana es un infierno estruendoso escuchar música ruidosa (reguetón) y estridente, nuestra generación en el siglo pasado bailaba con música melódica y romántica. ¿Estas nuevas generaciones quizás estén mejor adaptadas al ruido? El eco del ruido espantoso eclosiona en los nervios auditivos de los padecientes que buscan el descanso reparador y abstraerse de sonidos perturbadores para reponerse con descanso de la larga jornada de trabajo.
La Organización Mundial de la Salud informa que la contaminación acústica es el segundo factor ambiental que más daña la salud mental de la población, establece como límite superior para el nivel de ruido 65 decibelios durante el día y 55 por la noche.
En el estudio de la Universidad de Harvard hallaron que la exposición a altos niveles de ruido está asociada a un incremento de la actividad en la amígdala cerebral, una zona del encéfalo que se activa en condiciones de estrés, miedo y ansiedad, el cual aturde la concentración y no deja aflorar la paz mental.
Publicidad
Los resultados de un nuevo estudio publicado en la revista científica Alzheimer’s & Dementia apoyan la evidencia científica que sugiere que el ruido puede influir en el riesgo de las personas de desarrollar demencia más tarde en la vida. Los investigadores estudiaron a 5.227 pacientes del Proyecto de Salud y Envejecimiento de Chicago (Estados Unidos) que tenían 65 años o más, de los cuales el 30 % tenía un deterioro cognitivo leve y el 11 % tenía la enfermedad de Alzheimer.
La exposición a niveles altos de ruido produce trauma acústico y lesión irreversible del oído interno, con pérdida auditiva; más del 45 % de los problemas de discapacidad auditiva que afecta a la población joven son ocasionados por la exposición a ruidos muy fuertes (mayor a 85 dB) durante tiempo prolongado.
Hay vínculo entre el ruido intenso prolongado y las afecciones cardiovasculares, como la hipertensión, cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular (ictus). Un estudio danés estimó que el riesgo de sufrir infarto de miocardio se eleva en un 12 % por cada incremento de 10 dB del ruido. Pero según otro estudio, publicado por un equipo de la Universidad de Harvard, el riesgo de sufrir “ataques al corazón, ictus y otros problemas coronarios serios” aumenta en un 34 % por cada subida de 5 dB. El informe de la OMS citado antes también señala que el ruido es responsable de muchos casos de acúfenos (tinnitus), esos molestos sonidos que se perciben de forma persistente y perturban la paz mental.
Publicidad
El silencio se convertirá en un bien muy preciado, y solo al alcance de personas adineradas que puedan aislarse al contacto con sus semejantes y de la música ensordecedora. (O)
Jaime Galo Benites Solís, Samborondón