Los países latinoamericanos, incluido el Ecuador, y por qué no decir la gran mayoría de países del mundo, requieren una reforma fiscal. Biden habló de ello en su primer discurso.

Las necesidades de una población cada vez de mayor edad, la brecha de inequidad que se debe resolver, los problemas del ambiente y tantas otras cosas que nos apremian demandan recursos.

Pero es una bala que no se puede disparar más de una vez cuando es una reforma profunda.

Colombia ha hecho ocho “grandes” reformas, y la factura le está pasando al presidente Duque. Adicionalmente, plantea cobrar IVA a los artículos de primera necesidad. El IVA es por naturaleza regresivo, y una de las formas de aliviarlo es hacer que los artículos de primera necesidad no lo paguen.

En el Ecuador, el IVA es de los menos regresivos del continente. No solamente eso: con una tasa del 12%, muy por debajo de la tasa promedio del continente, recauda más o menos el mismo porcentaje del PIB. Es decir, hay una incuestionable eficiencia en la administración de este impuesto.

Por ello debemos comenzar por hacer lo mismo con el impuesto a la renta, donde hay muchos, pero muchos más agujeros. Sin incrementar el porcentaje, eliminar aquellos arbitrios que permiten que muchos no paguen. Esto es algo que puede hacer que se recojan importantes cantidades de dinero.

El presidente Guillermo Lasso tendrá una bala. Solo una. Ojalá que la reforma sea lo suficientemente meditada, y que vaya acompañada de una evidencia de reducción de grasa, y de reducción del tamaño del Estado, causa primigenia de la hoy angustiante situación fiscal.

Si además de esto, durante los primeros meses se aceleran opciones en petróleo y minería, que puedan darle al país en un corto tiempo recursos adicionales para avanzar, entonces la combinación de buena gestión y sensata reforma producirán el efecto final que está persiguiendo el presidente electo: una reforma que busque crecimiento, que busque no resolver el problema fiscal, sino que busque resolver el problema del Ecuador, de la sociedad entera.

El Ecuador es un país que vive de muchos mitos. Así, por ejemplo, se dijo siempre que la subida de los combustibles producía una estampida de precios. Los combustibles vienen subiendo por meses. ¿Dónde está la estampida de los precios? Hemos tenido deflación en algunos meses. Y con base en este ridículo argumento se mantuvo por tantas décadas este verdadero dogal sobre la economía y la sociedad. Otro es que “los ricos no pagan nada y hay que cobrarles”. No hay duda de que un sistema tributario tiene que ser progresivo, pero inocular siempre el odio al que más tiene jamás ha sido positivo en ninguna sociedad.

La reforma es necesaria. Debe ser muy meditada, muy serena. Pero jamás puede ser vista en forma aislada, sin considerar todos los aspectos del equilibrio general de la economía, de la estabilidad política, y del objetivo de la equidad en lo social.

La tarea recién empieza. No tiene que ser en un día. Pero tampoco en las calendas griegas. Hay una sola bala, habrá que dispararla bien. (O)