Milton Rivadeneira

Basta de “viveza criolla”, Castillo nació en Tumaco, Colombia , él mismo lo anunció en una grabación, y un “juez” ordenó inscribirlo como “nacido en Ecuador”; qué vergüenza para el sistema de justicia. (O)


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Hólger Íñiguez

En caso de haber controversia, la investigación debe hacerse casa adentro, con el Ministerio de Relaciones Exteriores en seguimiento del caso, porque la imagen de un país estará en juego antes de inscribir un jugador con duda en su nacionalidad y no debe apoyarse por lo que dictamine o afirme un juez en cuanto a validez de un documento. La FEF deberá sustentarse en profesionales calificados en estos temas y no en periodistas que enturbian con su fanatismo la sensatez y la razón. (O)


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Manuel Navarrete Z.

Todo delito debe ser sancionado. En el caso de Castillo, ya fue sancionado y pagó su culpa ante la sociedad. Pero como Ecuador es un país, sobredimensionaron este asunto. Maradona hizo un gol con la mano; el chileno Rojas se autolesionó; Olimpia de Paraguay le birló el título de campeón de la Copa Libertadores a Barcelona; la selección de fútbol de Francia está integrada por varios africanos... pero como es Ecuador, le cae todo el peso de la Ley. (O)

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Miguel Ávalos

No debemos pecar de ingenuos, no es la primera vez; muchos, muchísimos ejemplos tenemos de dirigentes, representantes y jugadores que se cambian de nombres, fechas de nacimiento y personas extranjeras a los dos lados de la frontera, esto nos debe llevar a que se aumenten los controles pero con gente probada, que no sean espías en beneficio de terceros, que no se fíen de jueces que manipulan a su manera con el afán de obtener un beneficio económico, y que dejan al país casi en el tacho de la basura, porque no somos serios, honestos, éticos ni morales. Desgraciadamente el Ecuador está plagado de corrupción, por donde se mire o camine, infelizmente con el mal ejemplo que nos han dado desde las altas esferas gubernamentales. ¡Por Dios, hagamos algo para combatir todo tipo de corrupción, venga de donde venga. Elijamos autoridades honestas, que presenten el pasado judicial y una voluntad de servir a los demás. Que la política no sea politiquería, de esos que se hacen elegir con fines deshonestos. (O)