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Hace cinco años, el número de personas con hambruna era 80 millones, pero la pandemia y la guerra en Ucrania lo elevó a 345 millones.
Si el bloqueo militar no se levanta pronto, se acerca un período crítico que podría afectar a la mayoría de los países en el mundo.
El político español interviene en la reunión de ministros de Exteriores de los países del G20 que se celebra en Nusa Dua (Indonesia).
Etiopía, Kenia y Somalia registraron además un incremento en el número de menores que sufren desnutrición severa.
Ucrania tiene tierras muy fértiles y era antes de la guerra el cuarto exportador mundial de maíz y el tercero de trigo.
Latinoamérica es, según la FAO, la zona del mundo donde más alimentos se pierden en el proceso de producción y la comercialización final.
Alrededor de 2,6 millones de personas en Honduras están en “una situación de inseguridad alimentaria crítica de emergencia que amerita una atención urgente”.
Violencia, secuelas del terremoto y del magnicidio, pobreza, escasez de combustible y alimentos, éxodo de su gente y el COVID-19 dificultan a la nación.
Las agencias de la ONU advirtieron de la difícil situación y la urgente necesidad de ayuda internacional.
Ocho días después de la catástrofe, continúan las operaciones de búsqueda entre los escombros, pero es poco probable encontrar más supervivientes.
Una hamburguesa de McDonald's se vende en diferentes partes del mundo por precios que oscilan entre US$1,68 y los US$8,35 que cobran en Venezuela.
Colombia es el país que recibe el mayor número de las personas que huyen de Venezuela.
El nuevo Parlamento promete apoyar las tomas, incluso, de casas de migrantes.
En Venezuela, el billete de más alta denominación, 50.000 bolívares, equivale a apenas tres centavos de dólar.
El acorralamiento se produce justo cuando el 80 % de la población se encuentra en pobreza extrema.
Bajaron los gramajes de cada porción de comida para cada beneficiario, redujeron la entrega de carne y sacaron del menú la sopa.
Cocinar con leña se ha vuelto cada vez más común en Venezuela.
Los profesores perciben un salario que llega a unos $5 y adquirir una conexión a internet puede costar unos $50 mensuales.
El salario mínimo en Venezuela es de menos de $1. La crisis económica es tan profunda que puede ser muy difícil comprar un par de zapatos nuevos.
Argentina enfrenta una galopante inflación que ha impactado la canasta básica.