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Que el libro conmemorativo del centenario torero impulse a los jóvenes aficionados al deporte a leer e investigar nuestra historia deportiva.
¿Cuántos reclamaron cuando se obligó a Emelec a jugar la final de un campeonato nacional en una cancha convertida en una piscina...?
Ya lo hemos dicho y lo sostenemos: Beccacece no es un técnico que garantice un rendimiento aceptable de nuestra Selección.
Beccacece padece de fatuidad y pedantería. Las ruedas de prensa son una muestra de ello, a lo que contribuye la abyección de un periodismo lleno de temor.
Verón era por sí solo una función aparte. Veloz, inteligente, driblador, puso muchos de los goles que sirvieron para ganar partidos importantes.
El periodista guayaquileño fue premiado por la Asociación Internacional de Prensa Deportiva, con sede en Suiza. El artículo apareció en el 2024.
Fedenador gobernó el deporte en todo el país a través de sus comisiones nacionales desde 1925.
Carlos Sevilla, con mentalidad centralista y discriminatoria, se indignó porque la FEF decidió que la Tri reciba en Guayaquil a Brasil y Argentina.
En noviembre de 1946, allí arrancó el fenómeno idolátrico. La conexión con el alma popular fue instantánea: apareció el equipo capaz de doblegar a Emelec.
Un pontífice futbolero, socio de un club de su país. Recibió a los más famosos astros del balompié, desafiando las rigideces curiales.
Con Vargas Llosa se ha ido el último de los cuatro nobeles que dieron espacio al fútbol en su prolífica vida y obra.
Desprecian la historia porque lo que ellos no vieron ni vivieron carece de mérito. Prensa mundial, aún hoy, elogia triunfo de Barcelona con gol de un sacerdote.
Pancho Segura Cano, un auténtico héroe deportivo que alcanzó la más alta dimensión universal en nuestra historia.
Gómez reveló que él convocaba solo diez o doce jugadores y que el resto los ponía Chiriboga. La semilla plantada por los dos personajes fructificó.
El presidente (Alejandro) Domínguez no ha tenido la cortesía de responder a los familiares de Spencer en acto de indiferencia, ingratitud y menosprecio.
No solo era clase; también era entrega, pundonor, vergüenza deportiva, virtudes estas que hoy se extrañan por su rareza en el fútbol “moderno”.
El arquitecto supremo de la idolatría de Barcelona, fenómeno social de dimensiones colosales nacido en 1947.
Me parece que nació a fines de la década de los años 40 y se prolongó hasta hoy.
Neme se fue un día. Quienes asumieron la conducción pecaron de inexperiencia e irresponsabilidad, y hoy la situación es un caos absoluto.
Tuvo siempre una virtud: su entrega sin reservas durante todo el partido. Manejaba el balón con ingenio, fabricaba paredes, entraba al área driblando.