“Tengo la sensación de que este Barcelona puede llegar a la instancia final”. Esa fue la conclusión del argentino Marcelo Trobbiani, talentoso exvolante y subcampeón con los toreros en la Copa Libertadores (1990). Esto tras la clasificación amarilla a semifinales del torneo continental al derrotar, en la noche del miércoles, al brasileño Santos en la serie de cuartos.

“Mientras se entreguen así los jugadores –que se están matando y juegan como si fuese de vida o muerte– uno puede quedarse tranquilo de que el equipo irá a cualquier lado y peleará de la misma forma que lo hicimos nosotros”, hace 27 años manifestó ayer a este Diario, vía telefónica, el gaucho, que integró el plantel canario campeón nacional 1991 (se marchó a mitad de esa temporada).

Trobbiani fue protagonista fundamental de la escuadra que dirigió su compatriota Miguel Brindisi cuando Barcelona fue el primer club nacional en llegar a una final de la Libertadores, luego de eliminar a River Plate en el Monumental.

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“Todavía le falta un pasito (al cuadro de Guillermo Almada) para llegar (a igualar) a los dos equipos que estuvimos en las finales (en 1990 y 1998). Yo estoy confiado de estos muchachos. Merecen todo el respeto y están entregando todo por el equipo”, agregó el campeón del mundo con Argentina en México 1986. Radicado en Alicante (España) y autor del gol amarillo en la final de vuelta contra Olimpia (1-1 en Guayaquil) se reconoció “contento” por lo alcanzado hasta ahora por el plantel de Almada: “Es un equipazo”.

Trobbiani no quiso comparar al cuadro del 2017 con el de 1990. “Es difícil”, aclaró.

En cuanto al encuentro del último miércoles, Trobbiani destacó el rendimiento canario en un “partido dificilísimo al que no llegó como favorito, pero que pudo sacar adelante”, lo que lo pone “optimista de cara al mañana” ante Gremio.

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“Yo tengo cuatro equipos en mi corazón: Boca, Estudiantes de La Plata, Cobreloa y Barcelona. Pero el que más me quiere es Barcelona. El cariño que me dan y el respeto que tengo lo ponen un peldaño por arriba de los demás, a los que también quiero con mi vida”, dijo emocionado. “Ojalá que lleguen a la final y la ganen (sin embargo) se viene Gremio (en las semifinales, en octubre próximo) y hay que superarlo antes”. (D)

El 1-1 en Ecuador parecía bueno para el Santos. En teoría. En la práctica, resultó en una presión del Barcelona, que jugó como si estuviera en el estadio Monumental.Lance!, diario deportivo de Sao Paulo