Paola Gamboa siempre fue una gran deportista, apasionada por lograr superarse a sí misma en cada actividad física que realiza. El éxito logrado en el Ironman 70.3 de Monterrey (México) puso a la triatleta en la cúspide deportiva del Ecuador, pero sus logros se remontan mucho más atrás, como el obtenido en su participación como ciclista en los Juegos Bolivarianos en Perú, donde puso el nombre de nuestro país en todo lo alto

Su primera carrera fue dentro de Guayaquil: una media maratón para la que se preparó tanto emocional como físicamente. Al lograr completar los 21 kilómetros, comprendió que era momento de elevar el nivel; fue entonces que las carreras fuera del país se transformaron en sus retos preferidos.

Participó en la maratón de Miami en el 2009, la cual abrió ante la atleta un mundo de posibilidades, del que definitivamente quería formar parte. Sin embargo, ¿qué motivó a esta campeona a participar y entrenar para tal reconocida competición como lo es el Ironman?

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Flechazo por el esfuerzo

El reconocido triatlón consta de 3 deportes: natación, ciclismo y atletismo, representando un esfuerzo físico impresionante que definitivamente no asustó a la atleta. Según Gamboa, el afecto por este tipo de actividades fue nada más y nada menos que "amor al primer entrenamiento". “Hace 9 años había terminado de correr una maratón y una de mis mejores amigas estaba entrenando para un medio Ironman y me convenció de comprarme una bici para entrenar con ella”. Tras la compra de la misma, Gamboa aprendió desde cero a nadar, andar en bicicleta y a entrenar exhaustivamente. No paró durante tres meses, tiempo perfecto para participar en su primer Ironman en Hawaii en el 2009, donde resultó quinta en su categoría; progresivamente, dos meses después viajó a Brasil para competir nuevamente en el reconocido triatlón.

Tras estos grandes triunfos, ella inició su propia familia. Después de tener a sus dos hijos, Gamboa se lanzó en el 2016 a participar en un Ironman completo en Panama City, donde comprendió que a ello quería dedicarse por el resto de su vida. Su determinación y constancia la llevaron a ganar el Ironman 70.3 de Monterrey, uno de los logros que le genera más orgullo.

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Buenos, malos e increíbles momentos

Pese a todas las grandes y maravillosas experiencias que ha tenido, Paola también ha atravesado momentos duros, pero nunca se ha rendido: “Cuando volví en el 2016 después de mi segundo hijo en el Ironman 70.3 Syracuse cometí todos los errores de novata”, comenta la atleta, “me olvidé de pegar los stickers en la bicicleta, y el día de la carrera olvidé el wetsuit en el hotel”. Pese a ello, dio lo mejor que pudo en esta competición, la cual le generó mayor impulso para seguir compitiendo hasta lograr el mayor galardón.

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Y otra de sus experiencias: “En el Ironman de Cozumel pinché en pedacito de metal en el kilómetro 90, el cual no pudimos sacar de la llanta, así que cada 10km me tocaba parar para volver a inflarla”. Cuenta que mil veces pensó en retirarse, pero todo se olvidó al cruzar la meta, demostrando nuevamente la calidad de deportista en la que se transformó.

Tanta determinación valió la pena, ya que consiguió ganar el Ironman Monterrey. Ese año tenía todas las de perder, comenzó con una pequeña lesión que le impedía entrenar con la rigurosidad que exigen los triatlones. Al llegar a México, compitió sin expectativas; su principal objetivo no era ganar, sino divertirse en la carrera. Al finalizar, no sabía que había ganado hasta que vio las posiciones en el celular de una de sus amigas. “La carrera la disfruté de principio a fin”, dice, “fue uno de esos días donde todo encaja perfecto”.

Recomendaciones

Tras muchos años de arduo trabajo para desarrollarse como atleta, Gamboa considera que una de las principales recomendaciones para los deportistas es tener paciencia: “Este tipo de competencias de larga distancia requieren de procesos largos de entrenamientos … Creo que el objetivo final de todos debe ser poder disfrutar de este deporte la mayor cantidad de años que podamos”. Una nutrición balanceada, cuidar de las horas de descanso y la determinación de lograrlo son la combinación perfecta para, como Paola, volverse un Ironman de primer nivel. (D)

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