Estando presente en simposios de entrenadores antes del arranque de los mundiales de 1998 y 2002, se dieron conceptos y testimonios sobre el valor que implica la preparación física en una plantilla. Sin vacilaciones, todos argumentaron que el entrenamiento técnico y el trabajo de la preparación física no son intercambiables; se complementan y son vitales, una realidad visible en las ciencias aplicadas en el deporte y perfectamente direccionada hoy al fútbol total.