El 5 de abril de 1914, las selecciones de fútbol de Italia y Suiza igualaron 1 a 1 en un duelo amistoso disputado en Génova. El cotejo no dejó mayores recuerdos, pero la estadística lo registra como el primero donde un sudamericano jugó para un combinado europeo: se trataba de Eugenio Mosso, argentino, gran figura del Torino. Recién tenía 19 años. También fue el primer extranjero en vestir la Azzurra. Mosso padre era un italiano que se había radicado en Mendoza y tuvo siete hijos. Muchos años después decidió retornar a la madre patria y los muchachos, que ya jugaban en canchas mendocinas, se alistaron en el Torino. Eugenio, Julio, Benito y Francisco jugaron años con la camiseta granate del Toro.

Detrás de Eugenio fueron cientos los argentinos que actuaron para otras selecciones, con Di Stéfano (España), Orsi, Libonatti, Sívori (Italia), Trezeguet (Francia) como los casos más famosos. O, en el caso de Ecuador, el Flaco Raffo, el Tano Liciardi, el Pibe Larraz, Ariel Graziani, los arqueros Elizaga, Dreer, Galíndez... En aquellos tiempos primeros, una inmensa mayoría de los argentinos tenía ascendencia europea y eso facilitaba que los convocaran. En el caso de los hijos de italianos, presentaban la partida de nacimiento argentina y pasaban a ser “oriundi”. Y quedaban automáticamente habilitados. Fueron cantidades.

Messi pudo ser el más paradigmático. España le ofreció una y otra vez sumarlo a sus filas. Nunca quiso. Vicente Del Bosque, DT campeón mundial en 2010 con La Roja, comentó: “Intenté de todo para que Messi jugara por España, pero siempre se negó por amor a su país”. Le pidió a su padre que mandara unos videos suyos a José Pekerman, a ver si lo llamaban de la Albiceleste. Él hizo la gestión, no al revés.

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Europa vivía entre guerras y hambre en tanto Argentina era un país potente y desarrollado, los inmigrantes llegaban por millones. Pero desde hace tiempo las economías han dado una vuelta de campana: Europa rica, Argentina empobrecida. Ello ha dado pie a una corriente inversa. Emigran los de acá. Y ya despuntan las primeras generaciones de los emigrados allá. En Argentina buscan con lupa hijos de argentinos en Europa que tengan buenas condiciones futbolísticas para incorporarlos a la Selección. Y encontraron varios. Uno de ellos, seguramente el mejor de todos, es Alejandro Garnacho, el chico de oro del Manchester United, de apenas 18 años, nacido en Madrid de madre argentina. Garnacho jugó tres partidos para la Sub-17 española, ante Turquía, Rumania y Portugal, pero ninguno oficial. Finalmente se decidió por Argentina. “Los argentinos nacidos afuera nunca eligen otra opción”, dice Ricardo Vasconcellos, editor de Deportes de EL UNIVERSO.

Este viernes fue convocado por Lionel Scaloni para jugar los amistosos ante Curazao y Venezuela en la próxima fecha FIFA del 23 y 28 de este mes. Se espera que ahí haga su debut oficial en cancha de River. Ya estuvo en la delegación cuando Argentina igualó con Ecuador 1 a 1 en Quito por la anterior Eliminatoria. Si Scaloni hubiese imaginado el desarrollo inmediatamente posterior del chico, lo hubiese puesto unos minutos para asegurárselo. Pero es que tenía 17 años y ni siquiera había jugado en Primera División. Debutó un mes después, a fines de abril, ante el Chelsea. Ahora ruegan que empiece cuanto antes la Eliminatoria y ponerlo en un partido para que no se pueda ir más.

Esta corriente inversa no se da sólo en Argentina. Todos nuestros países están buceando al otro lado del océano. Chile trajo a Ben Brereton, notable delantero inglés del Blackburn Rovers; Perú a Gianluca Lapadula, excelente goleador italiano. En ambos casos, hijos de madre chilena y peruana. Ecuador llamó a Jeremy Sarmiento, de padres ecuatorianos, madrileño de nacimiento, igual que Garnacho. Brereton (23 años) y Lapadula (33) han dado un resultado magnífico, sin embargo Garnacho se perfila como una estrella mundial, que puede dejar huella profunda en la Selección Argentina. Va a jugar seguido porque, en ataque, Scaloni sólo cuenta con Lautaro Martínez y Julián Álvarez como atacantes puros. Y porque Garnacho está en condiciones de desbancar a cualquiera.

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Tiene lo más importante del fútbol: la gambeta, el uno contra uno, ninguna otra condición genera mayor desequilibrio. Es atrevido, muy veloz y va directo al gol. Es delantero de alma, diestro que juega como punta por izquierda. Sus movimientos característicos son el desborde y centro o la diagonal hacia el centro, tras lo cual busca el arco. En Inglaterra, y mucho menos en un club como el United, con un plantel amplísimo, no es fácil para un chico de 17 años hacerse un lugar entre los habituales. Él lo logró. En gran medida gracias a su carácter, fuertísimo. Y porque llegaba con credenciales impecables: venía de ser elegido el mejor jugador juvenil de los Red Devils, título que en años anteriores consiguieron grandes talentos como Ryan Giggs, Paul Scholes y Marcus Rashford. Y, pese a su juventud, ya suma 30 partidos en el primer equipo.

“Es muy bueno”, declaró su entrenador, el holandés Erik Ten Hag cuando le preguntaron sus sensaciones sobre él. “No hay muchos jugadores que puedan encarar a un rival y eludirlo. Tiene mucha energía, es rápido y puede seguir así. Tiene una calidad que pocos jugadores poseen. La valentía es una de sus grandes facultades, porque nunca tiene miedo”. Y remarcó otra sus grandes virtudes: el remate. Le pega con potencia y precisión de derecha. Su cotización actual es de 5 millones de euros, pero posiblemente a fin de temporada se multiplique por diez o más. Ya tiene diversas ofertas para irse, pero el United hará todos los esfuerzos por tenerlo.

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“Es un chico con mucha personalidad porque tiene 18 años y está comenzando en un equipo muy grande y con mucha presión”, reveló Lisandro Martínez, su compatriota que ya es un ídolo de la afición Red. “Lo que me gusta de él es que, aunque entre de titular o sólo diez minutos, siempre da lo mejor… tiene gol, no respeta, es picante”, amplió Lisandro. Consultado sobre si es seguro que jugará por Argentina (España aún trata de convencerlo), respondió: “Sí, olvidate. El único camino es Argentina”.

El domingo anterior, el Manchester United se consagró campeón de la Copa de la Liga y Garnacho lo celebró envuelto en una bandera argentina. Quizá sea el primero de muchos festejos con esos colores. (D)