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Cuarenta y tres goles el martes en nueve partidos (4,8 de promedio), 28 el miércoles, también en nueve juegos. Una tormenta de goles se abatió sobre Europa.
España encabeza las preferencias de casi todos los analistas justamente por juego, por ensamble, por afán ofensivo y por ese estilo de tenencia.
Lionel Messi ha logrado convertir el 16 de octubre en efeméride. Como el 23 de octubre, cuando nació Pelé, o el 30 de este mes, cuando vio la luz Maradona.
¿Cómo hacer para que todo el mundo te quiera…? La fórmula se la llevó Miguel Ángel Russo al otro mundo. Se fue sin un conflicto, sin una bronca con alguien.
Tenía una característica de Messi: daba muchos pases gol, pero también anotaba seguido. Por décadas fue el máximo artillero histórico del Manchester United.
Dejamos para lo último a Erling Haaland, la ‘Bestia’, el ‘Animal’, el ‘Androide’, el ‘Vikingo’, el ‘Robot’, ‘Noruegol’.
De los once elegidos, solamente dos son de esta época y están en actividad: Messi y CR7.
El cuadro del Cholo metió un grado de intensidad que el Madrid no supo contrarrestar. No pudo, se vio desbordado.
Nació zurdo, se hizo derecho, pero le pega y gambetea igual con ambas piernas, una rara avis. El del puntero francés es un caso de evolución nunca visto.
Esos tres son los mejor perfilados para quedarse con el título. Luego hay un segundo pelotón, muy calificado igualmente, compuesto por cuatro integrantes.
Si analizamos por méritos y no por número de países, esos 6,5 lugares hasta son pocos. Podrían ser 7 u 8 directos. Y si fueran los 10 lo tendría merecido.
Las eliminatorias sudamericanas no son un lecho de rosas. Ancelotti comprobó en sus carnes por qué se las califica de las clasificatorias más difíciles.
La eliminatoria no tiene campeón, solo clasificados. De modo que ser segundo no duele como ser subcampeón. Tiene sabor a satisfacción, a campaña grande.
El premundial se ha decidido en un marco de lógica implacable: clasificaron directo los seis que parecían tallados en piedra antes de rodar la pelota.
Todo pasa por sus sensacionales defensores. Ellos resuelven los partidos. Una defensa que ha permitido a los rivales apenas 5 goles en 16 partidos.
La dirección de la liga ha marcado una nueva tendencia y ya no es una jubilación de privilegio para viejas glorias.
Añoramos a los grandes cabeceadores de antes, los Spencer, Passarella, Zamorano, espectaculares, claro, no obstante, hacer goles de cabeza era menos difícil.
Infantino pidió penas ejemplarizadoras para Independiente y Universidad de Chile. No hizo lo mismo con quienes “organizaron” el desastre en Copa América.
No hubo tiempo de acomodarse, dio el pitazo inicial y ya era vértigo, ataque, contraataque. Ya podemos arriesgar que fue “el partido de la Copa”.
Hay un encanto superior en ciertas ligas europeas que nos atrae más que nuestros propios campeonatos locales.