Cabeza, corazón y cojones. La fórmula secreta que le dio su abuelo de 86 años a Carlos Alcaraz funcionó a la perfección en la edición 2024 de Roland Garros. Y aunque el nuevo príncipe de la arcilla declaró que fue clave usar la cabeza para lograr ganar brillantemente su primer Grand Slam sobre polvo de ladrillo en París, no cabe la menor duda que además ha puesto mucho corazón y hartos cojones durante los siete partidos que tuvo que ganar para alzar merecidamente la Copa de los Mosqueteros.