No fue diferente de otras veces, con otros técnicos y otros actores. La expectativa se dio de narices contra la realidad. Ecuador volvía a la eliminatoria estrenando técnico y con ilusión nueva, esperando dar, por fin, un golpe de autoridad, marcar un hito: ganar en Brasil por primera vez. Los 17 enfrentamientos anteriores en la patria de Pelé habían sido 16 derrotas y un empate. Era una ocasión brillante, al fin. Por los buenos futbolistas actuales de Ecuador y por la actualidad brasileña. Pero no, el Brasil más ramplón de la historia le ganó 1-0 al nuevo Ecuador de Sebastián Beccacece. Para graficar: no generó ni una situación de gol la Canarinha. El único tanto fue un tirito de Rodrygo desde el borde del área (lo que antes definíamos como “una masita”) que rozó en la espalda de Willian Pacho, descolocó al arquero Galíndez, dio en el palo y se metió.

La única situación realmente clara de todo el partido la tuvo Ecuador gracias al jugadón monumental de Kevin Rodríguez entre cuatro rivales, que dejó solo solo solo a Moisés Caicedo frente a Alisson, pero definió sin clase, suave, al cuerpo del arquero y permitió que el uno tapara. El rebote cayó otra vez en los pies del centrocampista del Chelsea, que volvió a rematar, aunque nuevamente sin acierto, y posibilitó el despeje de Gabriel Magalhaes. Hubiese sido justo el empate, de ninguna manera Ecuador fue inferior, simplemente no supo conseguir un resultado.

Ecuador dominó en varios tramos, pero meterla le cuesta horrores por su orfandad creativa, sea por falta de un talento o por escasez de efectivos. La ecuación es sencilla: el arquero, una línea de fondo de cinco hombres y dos medios de corte —Caicedo y Méndez— significan ocho hombres para defender. Ocho para protegerse de este Brasil famélico. E igual perdió. Adelante, dos para intentar alguna maniobra ofensiva —Jeremy Sarmiento y Kevin Rodríguez— y, como siempre, el Llanero Solitario Enner Valencia, que ni tocó la pelota. Estos tres fueron deglutidos por la retaguardia brasileña.

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En el segundo tiempo salieron Sarmiento y Kevin Rodríguez e ingresaron Gruezo y Kendry Páez. Con Gruezo, los “defendedores” pasaron a ser nueve. Y Kendry Páez, lo hemos manifestado en análisis anteriores, es un joven al que se le advierte una buena técnica en su pie izquierdo, pero le faltan hervores. No está para conducir una selección frente a rivales fuertes. Hace algunos toques aislados; sin embargo, no puede recaer sobre él la responsabilidad de armar juego. Podría, tal vez, servir de escudero de un volante ya formado. Tirarle la 10 es ponerle una pesa de 100 kilos en el hombro. No es una crítica, entiéndase, debe crecer, sumar partidos, ganar experiencia.

El acierto de Beccacece, ante la falta de Ángelo Preciado, fue sustituirlo con Alan Franco, lo que pareció un experimento, sobre todo para marcar a Vinícius. Sin jugar nunca en el puesto, sin despeinarse, Franco borró al balón de oro inminente, que otra vez tuvo una noche en blanco. Un crack verdadero, una vez (¡una…!) gana el partido él solo o le da brillo al equipo o levanta las tribunas. O algo. El diario deportivo Lance tituló: ‘Jornalistas no perdonan a Viní jr. tras la victoria de la Selección: ‘pésimo’’. Como dijo Ronaldo: “No es un joga bonito. Lo siento, pero es la realidad”. Tiene recién 24 años, puede hacer cumbre, por ahora no la da. Al menos en selección.

El poco público en Curitiba despidió con silbidos al equipo de Dorival Júnior, que seguro estará en el Mundial, pero genera indiferencia. Tampoco la clasificación de Ecuador está en peligro. Eso sí, alguna vez hay que dejar la fuerza de lado y pensar en jugar, en tocar, en asociarse, en llegar con un buen número al ataque.

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* Llorado. El que es grande grande en serio, sin marketing, sin prensa, es Luis Suárez, despedido por su gente en el empate contra Paraguay. Se retira de la selección uruguaya por decisión propia cuando todavía está para dar guerra. ¡Qué delantero extraordinario ha sido Suárez...! Para este cronista, el mejor futbolista uruguayo de la historia, con diferencia. ¿Y entre los sudamericanos…? Ahí, ahí… La Celeste llorará a un jugador irrepetible por mentalidad ganadora, garra suprema, técnica y gol. Frente a Paraguay ensayó una tijera, sin pararla y la bola dio en el palo. Si era gol, se caía el Centenario. Tal vez le cueste 50 años o un siglo a Uruguay parir otro Luis Suárez. Según Sergio Gorzy, periodista estrella de la TV oriental, “no se va porque le falten fuerzas para seguir o porque haya otros mejores, sino porque, como varios, no lo aguanta más a Bielsa”.

* Bajas. “Uruguay no jugó bien, se salvó tres veces y dejó sus primeros dos puntos de local”, dice El Observador, de Montevideo, en su nota principal de “Deportes”. Volvió a ser el Uruguay intenso y fragoroso, pero con poco juego. Lo que más preocupa en el campamento celeste es que ante Venezuela, el martes, le faltarán doce jugadores, casi todos titulares: Darwin Núñez, Bentancur, Josema Giménez, Ronald Araujo y Mathías Olivera por la batahola contra Colombia en Charlotte; Viña, De Arrascaeta y De la Cruz, lesionados; Luis Suárez, por retiro; Canobbio, separado por su agresiva reacción al no ser alineado en el juego contra Canadá, y ahora Nández y Valverde, por recibir una segunda amarilla frente a los guaraníes. Venezuela tiene una oportunidad de oro de sumar de a tres como local.

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* Revivió. Bolivia tuvo una actitud proactiva de cara a la reanudación de este pre-Mundial. Cambió el técnico, renovó su plantel y fijó la ciudad de El Alto (aledaña a La Paz) para recibir a Venezuela, situada a 4.150 metros sobre el nivel del mar. Allí jugará Colombia el 10 de octubre. Le dio resultado; las medidas fueron vivificantes. Goleó 4-0, levantó su producción futbolística y su ánimo, se reenganchó en la lucha por un cupo mundialista y le dio una alegría al país. La mala: sus dos mejores elementos —Ramiro Vaca, que anotó un gol notable, y Héctor Cuellar— no estarán frente a Chile por recibir una segunda amarilla.

* Desconsuelo. “Argentina estaba de celebración por lo de Di María y nos bailó igual”, lamentó Juan Cristóbal Guarello, el periodista más seguido de Chile, en su canal de YouTube. El esperado recambio no aparece. “La pérdida de jerarquía le pasa la cuenta a la selección chilena”, opina Rodrigo Fuentealba en La Tercera. Y amplía: “Tras 20 años, no habrá jugadores nacionales en la Champions League, a la vez que solo cinco militan en las ligas más importantes de Europa, contra los 25 de hace una docena de años”. Eso se nota en la Roja.

* Mejora. A partir de ahora no habrá rivales fáciles. Todos van a crecer. La mejor prueba es Paraguay. En cuatro entrenamientos con Gustavo Alfaro mostró otra cara, se pareció al Paraguay histórico, aguerrido, duro. Le igualó a Uruguay en el Centenario y estuvo muy cerca de embolsar los tres puntos. Mejoró Perú, levantó una enormidad Bolivia. Así va a ser hasta el final. Con todos. (D)