“Independiente canceló la deuda por el paraguayo Cecilio Domínguez después de 7 años: un millón de dólares por cada gol”. Tal el título de Clarín del 14 de febrero último. En verdad fueron 1.162.500 por gol. El mismo presidente del club de Avellaneda quiso dirigirse a socios e hinchas para hacer personalmente el anuncio, que se festejó como un título. “Entre la deuda original y las distintas penalidades, a Independiente este pase le costó 9,3 millones de dólares”, precisó Néstor Grindetti. La deuda con el América de México fue una desgracia para el Rey de Copas, que muchas veces fue inhibido y multado por la FIFA, y que vio asfixiada su economía durante años para poder pagar. Esto deterioró lo deportivo. Es fácil imaginar que Domínguez fue un fiasco colosal y al poco tiempo le dieron salida. A la gente le irritaba verlo.

El técnico que aconsejó su fichaje -Ariel Holan- se fue de la entidad hace seis años y el presidente que accedió a tal petición, Hugo Moyano, está feliz en su casa: nadie respondió por el pésimo rendimiento del puntero paraguayo ni por los 9,3 millones. Es lo bonito del fútbol y, sobre todo, de las sociedades civiles: nadie responde por nada. Pregunten en Emelec…

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La combinación de pésimos fichajes y horrendas administraciones lleva a los clubes al descalabro deportivo. Independiente, el club más ganador de Argentina en las décadas de los ’60, ’70 y buena parte de los ’80, hace 23 años no conquista un título nacional y 41 que no consigue la Libertadores, su máximo orgullo por ser el que más veces la alzó. Ahora está en proceso de recuperación institucional, económica y también futbolística, pero le cuesta sangre lograr una nueva estrella.

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Cruzando el océano, llegan noticias sorprendentes del Manchester United. El que fuera por muchos años el club más laureado de Inglaterra y el más valioso del mundo atraviesa serias dificultades. En octubre último despidió 250 empleados para reducir parte de sus cuantiosas pérdidas. Y en marzo agregó otros 200 trabajadores en la calle. De una planta de 1.140 dependientes pasó a 690, como parte de un proceso de transformación. Entre tantos cesados figura Alex Ferguson, quien obtuvo 38 coronas para felicidad de sus hinchas. Sir Alex cobraba 4 millones de dólares anuales como embajador del club. Con las cesantías masivas la directiva espera ahorrar entre 54 y 60 millones de dólares anuales. Pero eso es nada si las contrataciones de futbolistas continúan tan erradas. Y ese puede ser apenas el salario de un par de jugadores estelares.

En diciembre de 2023, el multimillonario británico Jim Ratcliffe desembolsó 1.300 millones de dólares por una participación inicial del 25% en el club y asumió el control de sus operaciones futbolísticas. Su objetivo: sanear las finanzas y enderezar el rumbo en la cancha. Lleva apenas 15 meses al comando de las acciones. Ya ha prometido que construirán “el estadio más más grande del mundo para el club más grande del mundo”. Demolerán el Old Trafford, que lleva 115 años funcionando, e invertirán 2.700 millones en uno con 100.000 asientos.

“Nuestras dos principales prioridades como club son lograr el éxito en la cancha para nuestros aficionados y mejorar nuestras instalaciones. No podemos invertir en estos objetivos si estamos perdiendo dinero continuamente”, declaró Omar Berrada, francés/marroquí/estadounidense que se desempeña como director ejecutivo del ManUtd. Sin embargo, aunque mejoren lo administrativo y estructural seguirán hundidos en tanto fallen en los refuerzos para el equipo. Desde el retiro del extraordinario Alex Ferguson en junio de 2013, el club manchesteriano ha gastado 2.336 millones de dólares en 64 incorporaciones y podría decirse que, salvo el magnifico armador portugués Bruno Fernandes, todos han fracasado. Al margen de esos 64, deben contarse decenas de jóvenes llegados a préstamo. Y los 2.336 millones podrían trepar hasta los 6.000 si se cuentan los altísimos contratos de los ¿cracks…?, las abundantes comisiones de los agentes, las indemnizaciones para técnicos despedidos y las rescisiones de contrato, en las que los clubes resignan gran parte de dinero. Los futbolistas, los técnicos y sus representantes son como una gigantesca ballena que abre la boca y engulle todo. Y siempre están disconformes, siempre se van enojados.

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En esas últimas doce temporadas los Diablos Rojos han disputado 46 torneos entre nacionales e internacionales y han tenido éxito apenas en cuatro: dos Copa Inglesas (2016 y 2024), y Copa de Liga (2023) y una Europa League (2017). Ni ligas ni Champions.

Las catástrofes económico-deportivas del club de Bobby Charlton y George Best conforman una larga lista: Anthony Martial (68,3 millones de dólares), Morgan Schneiderlin (39,8 MD), Memphis Depay (38,7 MD), Paul Pogba (119,6 MD), Henrikh Mkhitaryan (56 MD), Eric Bailly (50,6 MD), Romelu Lukaku (96,4 MD), Alexis Sánchez (38,7 MD), a quien le dieron el salario más alto de la Premier League. Nemanja Matic (50,9 MD), Víctor Lindelof (39,8 MD), Fred (67,1), Harry Maguire (99 MD), Wan Bissaka (62,6 MD), Van de Beek (44,4 MD), Jadon Sancho (96,7 MD), Raphael Varane (45,5 MD), Antony (108,1 MD), Casemiro (80,4 MD), Hojlund (88,1 MD), Mason Mount (73,1 MD), Onana (57,1 MD), Manuel Ugarte (56,9 MD)… Cifras de locura por profesionales comunes. Y una extensa planilla con elementos de 20 y 30 millones. No dieron resultado o el hincha los definió como “paquetes”.

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La mayoría salió por la puerta de atrás. Casi todos ellos fueron regalados o vendidos como saldos. El caso más grave es el del brasileño Antony, cuyo pase fue comprado al Ajax en más de 108 millones y luego de fracasar estrepitosamente fue cedido sin cargo al Betis de España. El entrenador holandés que lo pidió -Erik ten Hag-, bien, gracias. Encima, Ten Hag se llevó un finiquito millonario. Pero al menos puede presumir de algo: dejó los últimos dos títulos, las copas de Liga 2023 y la FA Cup 2024.

Los malos fichajes no sólo hunden la tesorería de los clubes, sino algo peor: generan malos resultados. El United ocupa la 14ª. posición en el torneo inglés, sin chances, por ese lado, de clasificar a copas internacionales en el curso siguiente. Está en el medio del mar. No obstante, se aferra a un bote de goma: la Europa League; está en semifinales (choca con el Athletic de Bilbao). Si ganara haría doblete: una vuelta olímpica y el pase a la Champions 2025-2026. Igual, el United debería profundizar aún más su mala puntería en los pases para igualar al FC Barcelona de los últimos tiempos.

Varios años después, el FC Barcelona aún está tratando de salir de la quiebra virtual a la que lo sometió el expresidente Bartomeu cuando fichó una tripleta mortal: Coutinho (160,56 MD), Dembelé (160,56 MD) y Griezmann (130,50 MD). A esas cifras hay que agregarles el cobro de los intermediarios, en muchos casos del diez por ciento, impuestos y contratos por cinco años, los que luego hay que abonarles religiosamente. El cálculo es que al Barça le insumieron, en total, cerca de 800 millones entre los tres. Luego recuperó alguito con las ventas, muy menores, claro. Como todos sabemos, fueron una decepción total. Sin embargo, muchos se enriquecieron con esos traspasos. Coutinho tiene recién 32 años, pero hace al menos cinco que es casi un exjugador. Su valor de mercado, hoy, es de 6,8 millones de dólares.

De una cosa estamos convencidos: casi nadie ficha mal por inocente. (O)

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