Nos contentaron con el referí. Bayern-Tigres, donde se decidió el Mundial de Clubes, lo dirigió el uruguayo Ostojich. En Rusia 2018 igual, la final Francia-Croacia fue arbitrada por Pitana, argentino. Y ya empezamos a entrever que Wilmar Roldán pitará el último juego en Catar 2022. Cuando te designan el árbitro es porque estás fuera de todo, un premio consuelo. Y desde hace tiempo, los partidos que deciden los títulos grandes se los dan a los sudamericanos. Antes íbamos por la corona, ahora volvemos con un llavero y un pin. Es una primera radiografía de lo que acontece con nuestro fútbol continental, que supo ser el más admirado y ganador del mundo, actualmente ninguna de las dos cosas.