Doce millonarios se suben a un barco y se ponen a salvo de la miseria y las injusticias. En proa, con poderosos binoculares, Florentino Pérez marca el rumbo. A su derecha, el vicealmirante Agnelli retransmite las órdenes: “¡Diez grados a babor…!” La voz pasa toda la cadena de mando hasta llegar al marinero que, por fin, gira el timón. Pero ¿hay marineros ahí…? ¿están permitidos…? El buque es gigantesco, tipo Titanic. Navega bajo bandera británica, española e italiana. Dieron en llamarlo Superliga. Sin embargo, pese a todo el almirantazgo a bordo, el barco zozobra y se hunde en cuarenta y ocho horas. ¿Cómo pudo ser…?