Con licencia del lector utilizaré la primera persona del singular. Era apenas un jovencito y llevaba un mes como cronista. No podía asumirme periodista, apenas presumir de entusiasmo. Fue el 5 de diciembre de 1973. Por la noche jugaban Huracán y el Santos. Practicando un fútbol exquisito de la mano de César Luis Menotti, el Globo había sido campeón argentino. Dio auténticas exhibiciones y la idea fue hacerle un partido homenaje jugando contra el Santos de Pelé, que simbolizaba lo más excelso del jogo bonito. Llegué esa tarde temprano al diario (Crónica, mi primer amor) y el jefe de Deportes me extendió un carnet de Huracán: “Andá a cubrir el partido”. ¡A mí…!