El Borussia Dortmund sigue siendo una moneda al aire y este sábado, en vez de cruz, como tantas veces a lo largo de lo que va de temporada, salió cara. Sí, dio la cara el equipo de Marco Rose. Y Erling Haaland. Sin apenas esperanzas en la pelea por la ensaladera, donde, a falta de lo que haga el Bayern el domingo en Bielefeld, se queda a seis puntos del eterno rival, las abejas dieron una alegría en mayúsculas a su afición endosando un set a un triste Wolfsburgo. Haaland, que atravesaba una sequía de cinco partidos, volvió a mojar. Anotó un doblete el crack en su gira de despedida que pone a prueba que, muy a pesar de los altibajos de su equipo en lo que va de curso, no se rinde.