La temporada 2023 de Internacional de Porto Alegre estuvo a poco de ser de ensueño. Solo por minutos no lograron clasificarse para la final de la Copa Libertadores y, a partir de ahí, el presidente del club, Alessandro Barcellos, intentó armar un dream team para conseguir cosas importantes este año.

El equipo contaba con jugadores como Sergio Rochet (mundialista 2022 con Uruguay), Gabriel Mercado (mundialista 2018 con Argentina), Charles Aránguiz (mundialista 2014 con Chile), Alan Patrick (máximo asistente de la última Libertadores), Enner Valencia (mundialista 2012 y 2022 con Ecuador) y ficharon en el comienzo de año a Lucas Alario (luego de seis años de jugar en la Bundesliga).

Además, el equipo lo conformaban otros buenos jugadores del medio, como Robert Renan, Vitao, Fabricio Bustos, Bruno Henrique y Wanderson, entre otros. Por lo mismo, partidas como las de Luiz Adriano (a Vitoria), Carlos de Pena (a Bahia) o Mauricio (a Palmeiras) no se sintieron tanto, pues el Colorado fichaba a jugadores como Alexandro Bernabei (procedente del Celtic), Fernando (exjugador del Sevilla), Thiago Maia (desde Flamengo) y Rafael Santos Borré (después de tres años en Alemania).

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El panorama era el ideal para conseguir títulos, pues también estaba de vuelta Eduardo Coudet como técnico. Junto con el Chacho, de hecho, Inter peleó hasta el final el Brasileirão de la pandemia y se esperaba que pudiera disputarlo nuevamente con opciones de título. Pero lo cierto es que las cosas se empezaron a torcer pronto.

El primer gran golpe llegó a finales de marzo, cuando el superequipo montado por Barcellos cayó en las semifinales del Campeonato Gaúcho frente a Juventude (de un presupuesto infinitamente inferior) y le dejó en bandeja el título estadual a Gremio, su archirrival. Dicho y hecho. Y aunque el fútbol entrega revanchas, como lo fue el comienzo del Brasileirão y la fase de grupos de la Copa Sudamericana, el conjunto colorado siguió en mala racha.

Para peor, en abril, el club se vio muy afectado por las inundaciones en el sur de Brasil que afectaron fuertemente su estructura deportiva, como el centro de entrenamientos y el estadio Beira-Rio, además del aeropuerto internacional de Porto Alegre. A partir de ahí, un mes sin jugar y, a la hora de volver, un partido tras otro y viajando incluso cuando jugaba de local, pues su cancha estuvo anegada muchos meses.

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Antes de la catástrofe el equipo no venía bien y, como era de esperarse, tampoco volvió en la mejor forma. Sufrió, tal como ha sido la tónica de la temporada, y continuó sumando malas noticias, ya que fue eliminado por Juventude (otra vez) ahora en la Copa de Brasil, el entrenador Coudet dejó su puesto y quedó eliminado en el repechaje de la Sudamericana con Rosario Central, ya con Roger Machado como DT.

Ya en una crisis deportiva y financiera, Inter no logró reforzarse adecuadamente para la segunda parte del año en virtud de los excesivos gastos que tuvo en los últimos meses y, para peor, varios jugadores decidieron salir, como Aránguiz (rumbo a Universidad de Chile) y Bustos (que tiene una oferta de River Plate). El caso más polémico fue el del volante chileno, lesionado de gravedad en octubre de 2022 cuando defendía al Bayer Leverkusen. En Inter le firmaron un precontrato, el presidente adelantó su llegada a Porto Alegre por solicitud del jugador (pues su familia no estaba cómoda en Alemania) y el propio futbolista terminó, un año después, forzando su salida sin costo, cuando aún le quedaban doce meses de contrato.

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A eso hay que sumarle que Valencia y Alario no se encuentran cómodos y que desde el mundo árabe van a tentar al capitán Alan Patrick. Para peor, Internacional acumula once partidos oficiales sin victorias, no gana desde el 22 de junio (cuando ganó el GreNal, el clásico de la ciudad) y hoy aparece en el 16.º puesto del Brasileirão, a solo un punto del descenso. Si bien tiene varios partidos pendientes, su bajo nivel futbolístico no invita a la ilusión. (D)