Alessia Valle Norero y Juan Carlos Burbano se juntaron para hablar de fútbol hace unos días. El tema no es extraño para ninguno de los dos. Burbano ostenta una distinción eterna: es un histórico del balompié de Ecuador. Se ganó esa condición como miembro del grupo de jugadores de la Selección que obtuvo para el país la primera clasificación a una Copa del Mundo de la FIFA: la de Japón-Corea del Sur 2002. En tanto que su entrevistadora es jugadora del renombrado Club Ñañas, en la categoría sub-16.

Retirado como jugador, Burbano se ha destacado por analizar con profundidad, pero con un lenguaje sencillo, el fútbol. Hoy es coordinador de las divisiones inferiores de Liga Deportiva Universitaria, entrenador en el Quito Tenis y Golf Club y docente en colegios y universidades. Alessia Valle conversó con el antiguo mediocampista de El Nacional, Universidad Católica y la Tricolor. “Juan Carlos Burbano me enseñó, desde hace mucho tiempo, a soñar en grande”, dice la joven futbolista de Ñañas. Esto le preguntó la alumna del Colegio Americano de Quito.

¿Qué sentiste al vestir la camiseta de la Selección en el primer Mundial de Ecuador?

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Uno de los momentos más lindos de mi vida ha sido ponerme la camiseta de la Selección. Muchas veces cierro los ojos y creo que fue un sueño, pero fue una película que sí viví. Escuchar el himno del Ecuador, cantado por toda la hinchada, te emociona muchísimo. Pero la realidad es que tu responsabilidad es grande y debes jugar lo mejor posible.

¿Cómo los recibieron en Japón, cómo fue la llegada?

Nos recibieron de forma maravillosa. En el aeropuerto había unos 100 niños con banderas del Ecuador y gritaban: “¡Sí se puede!” Fue lindísimo. En el trayecto rumbo al hotel había mucha gente en las calles, saludándonos. Nosotros salimos de Ecuador un mes antes del Mundial 2002 y fuimos a Estados Unidos y España para jugar amistosos. Fuimos de los primeros equipos en llegar a Japón. Los primeros días estuvimos en Tottori, para adaptarnos. Después nos fuimos a las ciudades donde debíamos jugar, que eran Miyagi, Yokohama y Sapporo. En Yokohama se realizó la final del Mundial y ahí le ganamos 1-0 a Croacia.

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Juan Carlos Burbano en 2002, con Paolo Maldini. Foto: Cortesía

¿Qué cosa te impactó en tu experiencia en Japón?

En Japón tuve experiencias muy lindas. Los niños iban a los entrenamientos y como no podían bajar a la cancha colgaban unas hojas, en cordones, para que firmemos autógrafos. En uno de los entrenamientos, una niña de 5 años llamada Akari, que estaba con su mamá, me regaló un origami. Me sorprendió mucho el gesto y al día siguiente le regalé unas piezas de balsa. El día que nos íbamos de Tottori la niña, con su mamá, fue al aeropuerto. Me dio un paquete que contenía un bellísimo kimono. Yo, en ese momento, me saqué la camiseta de la Selección y se la di a Akari. Tuve la suerte de regresar a Japón, después de cuatro años, para entrenar a niños y en el aeropuerto me esperaba Akari con su mamá; incluso entrenamos juntos.

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¿Cuál era la alimentación, cómo entrenaban? ¿Hacías algo en particular?

La comida era buena, nos daban mucho arroz, carnes y vegetales. Nuestro médico controlaba la comida que nos daban. Yo tenía un dolor en la rodilla pero no decía nada para evitar que me regresaran a Ecuador. En mi habitación hacía ejercicios para fortalecer el músculo y que no me doliera el ligamento. Realizábamos ejercicios de coordinación, definición, centros, remates y muchas rondas de pase. En el hotel íbamos a las piscinas termales que ayudaban a recuperarnos pronto.

Juan Carlos Burbano, en 2002. Foto: Cortesía

¿Contra qué rival te sentiste más inspirado para jugar con la Selección y por qué?

En 1997 mi novia tenía en su casa una foto de Paolo Maldini, jugador de Italia. En el 2001 me llamaron a la Selección y clasificamos al Mundial del 2002. Tuve la suerte de ser parte de los 23 jugadores convocados para esa Copa del Mundo. En el sorteo a Ecuador le tocó el mismo grupo que a Italia (junto con México y Croacia). Perdimos ante ellos 2-0, en el debut. Paolo Maldini era uno de los jugadores de esa selección italiana. Tuve la suerte de tomarme una foto con él y así enseñársela a mi novia.

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¿Si pudieras volver a jugar un Mundial en qué mejorarías?

Yo mejoraría en ser más atrevido al patear al arco. Uno tiene miedo a fallar porque le preocupa la crítica, pero de los errores se aprende. Debemos confiar en nosotros mismos y así se logra mejorar.

¿Qué enseñanza de vida te dejó el fútbol? ¿Te hizo crecer como persona?

El fútbol me enseñó a superar adversidades. La vida está hecha de días buenos y malos. No hay que rendirse. Esa es una gran prueba en la vida y en el deporte. Hay que saber ganar y perder. Al perder, uno se desanima; pero hay que enfrentar y mejorar para que no vuelva a suceder. La (buena) actitud es fundamental en la vida. Hay que dar gracias y ver siempre el lado positivo de las cosas.

¿Cómo ves a la Selección para el Mundial 2022?

Es una Selección (ecuatoriana) de las mejores, tal vez la mejor de todas. Los futbolistas son muy jóvenes y tienen mucho talento. Muchos de ellos ya juegan en Europa. En la Selección del 2002 muchos de los integrantes tenían más de 30 años y mayor experiencia. El equipo actual tiene otra mentalidad. Antes se creía que era imposible llegar a un Mundial; ahora no solo anhelan clasificar, también quieren consagrarse. La mentalidad es muy ganadora. El DT Gustavo Alfaro ha logrado formar un equipo en el que todos son iguales e importantes. Hoy experimentan lo que nosotros vivimos (hace 20 años). Es un grupo de amigos que se respeta. Se ayudan y son solidarios.

¿Qué opinas del grupo que le tocó a Ecuador?

Es un grupo difícil (el A), como todos, pero jugar contra el anfitrión, Qatar, en el partido inaugural es una motivación especial. Casi todo el planeta estará pendiente de este encuentro. Habrá muchos nervios en los dos equipos, pero la presión para los locales será mayor. Tienen un compromiso con su gente de ganar siendo locales. De aquello puede sacar ventaja Ecuador, en la parte mental. Es sumamente importante ganar el primer partido de una Copa del Mundo. Empezar bien te da mucha confianza, seguridad y eleva el autoestima. De este partido puede depender el futuro de Ecuador. Senegal tiene jugadores muy fuertes, potentes, atléticos y rápidos: son parecidos a nosotros, pero la diferencia puede estar en la técnica y en la habilidad. Países Bajos también tiene un equipo muy joven y juega muy bien al fútbol. Contra ellos será el partido más complicado, pero creo que la Tri podría dar una sorpresa. (D)