Con 31 años de edad cumplidos hace un semestre, con una estancia irrelevante por el Paris Saint Germain, donde nunca justificó el exorbitante pago de 222 millones de euros por su traspaso desde el FC Barcelona, y con su carrera estancada hace más de un lustro, tanto en clubes como en la selección de Brasil, Neymar es visto hoy como un jugador problema. Pocos lo quieren en sus plantillas. Es un riesgo.