El pasado 3 de julio, el luto envolvió al mundo del fútbol al conocerse del trágico accidente de tránsito que terminó con la vida del futbolista portugués Diogo Jota y la de su hermano André Silva. Las autoridades continúan investigando para esclarecer exactamente qué fue lo que ocurrió.
Ante esta dolorosa situación, el Liverpool tomó la decisión de honrar los dos años que le restaban en el contrato al jugador para dárselo a su familia. Asimismo, el equipo inglés asumió el compromiso de cubrir de por vida todos los gastos educativos de los hijos de Jota.
Sin embargo, el club red tuvo que rescindir el contrato del delantero, pero no para desligarse, sino para poder seguir pagándole a su familia lo prometido.
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Esta acción sería una forma de no interferir con el reglamento de la FIFA, que estipula que, en caso de fallecimiento, el contrato del futbolista se da por finalizado automáticamente y el club solo está obligado a pagar los sueldos pendientes hasta el día de la muerte, que deben ser entregados a los herederos legales.
En consecuencia, lo hecho por los de Anfield ha sido visto como un gesto noble y admirable, una muestra de respaldo total a la familia en medio del dolor.
En cuanto al accidente, las primeras investigaciones apuntan a que el exceso de velocidad habría sido la causa principal. Incluso se maneja la posibilidad de que Jota estuviera conduciendo en el momento del impacto.
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Jota venía de ser campeón de la UEFA Nations League con Portugal y la Premier League con el Liverpool; además, había contraído matrimonio recientemente. (D)